El debate del miércoles en la Cámara de Representantes al proyecto de ley que busca prohibir las corridas de toros en Colombia tuvo tropiezos. Venía de ser aplazado el día anterior y esas dos plenarias no bastaron para decidir si se acaban o se mantienen. Aunque en la última sesión criticaron a los representantes que abandonaron el recinto para no hacer cuórum y votar, también se vio una Mesa Directiva desordenada, sin dirección de las discusiones y eso también impidió que avanzaran y que se haya tenido que aplazar el debate para mañana. Unos representantes están de acuerdo con la prohibición de las corridas, por considerarlas violentas con los toros de lidia, pero lo que pocos han querido entender es que, como el nombre, de su raza lo dice es un animal criado en el campo exclusivamente para el toreo. Si no hay corridas, esta raza desaparece, porque no se requerirá; además porque la cría para los ganaderos es excesivamente costosa y nadie se va a dedicar solo a tenerlos y a cuidarlos.
Otro grupo en la Cámara busca que se regulen las corridas, no que desaparezcan; quizás como se hacen en Portugal donde dejaron de existir todos los tercios, que son los tiempos en los que están divididas; y muy sensatamente que se incluyan también regulaciones para actividades que se realizan con toros en otras regiones del país, como el coleo y las corralejas que son quizás más violentas e inseguras. Solo así se tendrá igualdad de condiciones. ¿Por qué acabar solo con unas y las otras sí seguirlas permitiendo? o ¿es que sí hay intereses creados con otras regiones que son intocables para este tipo de proyectos de ley? No puede ser que la moral se aplique en defensa animal solo para las corridas, pero para con las otras actividades no exista.
Otros representantes no están de acuerdo ni con lo uno ni con lo otro, solo piden que se respete el derecho a las libertades individuales y se permita seguir con las corridas. Hay que agregar que la Corte Constitucional dijo en un fallo en el 2010 que, aunque las actividades taurinas o espectáculos con animales no se pueden prohibir por considerarse una tradición en ciertas regiones del país, como es el caso de Manizales y otras en Colombia, dejó el futuro de las corridas en manos del Congreso, por ser el que legisla. De ganar los amigos de la prohibición en Colombia, con seguridad vendrán acciones judiciales sobre lo aprobado para insistir en que esta determinación vulnera derechos al trabajo y al mínimo vital de quienes viven de todo lo que encierra una corrida de toros.
Si eso ocurre, el golpe será violento con Manizales, donde las corridas son parte esencial de su Feria anual, de la que muchas personas y establecimientos de comercio subsisten, sino todo el año, en buena parte. No se ven opciones claras desde el Gobierno nacional para la supuesta reconversión laboral y el bienestar de los toros de lidia, como propone el proyecto de ley en un periodo de transición de tres años. ¿Cómo y con qué recursos se hará esto para todas las personas y animales que quedarían afectados? ¿Qué va a pasar después de transcurridos los tres años? De eso, no se ha dicho nada. Esperamos que en la continuación del debate mañana sí queden aclarados y resueltos todos estos aspectos, no sea que en la Cámara otros acudan también a triquiñuelas para acabar a como dé lugar con las corridas de toros.
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