El aprovechamiento económico del estadio Palogrande vuelve a manos de su dueño, la Alcaldía de Manizales, para potenciarlo como sede de eventos, no exclusivamente para el uso en partidos de fútbol, asegura el alcalde Rojas.
Finalizó la prórroga que por seis meses, desde septiembre del 2023, había aprobado la alcaldía Marín al comodato con el Club o la Fundación Once Caldas para su administración. Comenzó a regir un nuevo contrato, también con el Once, por un año, pero en condiciones diferentes. Eso se convierte en una esperanza para empezar a cambiarle de aspecto al lugar, si la Administración municipal se concentra en cumplir y hace cumplir lo acordado.
La historia del Palogrande con la Fundación Once Caldas tocó fondo después de 13 años de vigencia de este contrato de préstamo. Dejó deteriorar fuertemente todos sus espacios, no los cuidó como se debía, ni les hizo el mantenimiento adecuado a pesar de haber hecho algunas inversiones en la cancha y otras áreas. El Once se dedicó a usufructuar el estadio, así allí tengan también espacios los clubes o ligas de atletismo, boxeo, yudo, taekwondo, pesas, hapkido y la Liga Caldense de Fútbol.
El Once convirtió prácticamente el Palogrande en un búnker para el Club, bajo la actitud tolerante de la Administración municipal anterior y de los organismos de control. Nadie, distinto a la prensa, rechazó hechos como impedir hacer un partido entre exjugadores del Once Caldas y de Boca Juniors a beneficio de la Fundación Santiago Zapata, a pesar de que los futbolistas extranjeros ya estaban en la ciudad. Con el nuevo comodato, la actual Alcaldía le pone coto a esto al asegurar que aplicará autoridad para el uso. El Once no podrá seguir explotando comercialmente el estadio, solo lo podrá hacer el Municipio. Se le permitirá funcionar durante los partidos y con la tienda.
El alcalde Rojas anuncia además $6 mil millones para iniciar la recuperación del estadio en fases, como venían pidiendo sectores deportivos y de la prensa ante el pésimo estado del Palogrande, que dejó de ser reglamentario para competencias internacionales, como fue inaugurado en 1994. Las nuevas obras se deben blindar de contratiempos de plazos y de costos. La Alcaldía aún no menciona cómo será la ejecución, pero garantiza que con este valor entregará un escenario remodelado en sus áreas internas, externas y los cielos que todavía son en asbesto, material prohibido por ley.
El Palogrande debe volver a ser un símbolo de Manizales, seguir permitiendo el uso en las mañanas para deportistas y caminantes, ofrecer áreas confortables y dignas para atletas y visitantes, ser la cancha del Once Caldas como equipo de la tierra, pero también abrir sus puertas a otro tipo de eventos, como ocurre en el resto del mundo, cuidando que no se afecte el escenario ni se cruce con los partidos de fútbol. Todos esos planes quedan supeditados a que el nuevo comodato se ejecute estrictamente y que la Alcaldía haga cumplir con el Once Caldas.