Han pasado poco más de 100 días desde que fueron suspendidas las obras en Aerocafé, como consecuencia de los incumplimientos de la firma española OHLA, que ganó la licitación para ejecutar la primera fase del proyecto, pero que con toda clase de excusas dejó su tarea a medio camino. Tras la liquidación del contrato, en las postrimerías del gobierno del expresidente Iván Duque los trabajos quedaron paralizados, lo que ha implicado que los costos de construcción se incrementen y que se tenga el riesgo de que algunas obras y hasta las zonas para descargar la tierra que se mueve para generar la explanación se desestabilicen y se derrumben.
Son varias las reuniones, actos especiales y manifestaciones públicas que vienen realizando desde agosto voceros de los sectores público y privado de Caldas, y hasta de las comunidades de Palestina, para que el Gobierno Nacional establezca el compromiso de darle al proyecto los recursos que necesita, y que se pueda despejar el asunto jurídico con OHLA, y así conseguir un nuevo contratista que saque adelante esa primera fase, que es la básica para poder continuar con la infraestructura.
El gobernador de Caldas, Luis Carlos Velásquez, y dirigentes de la región que lo acompañaron en ese pedido, clamaron acerca de la urgencia de retomar las obras, y de hecho elaboraron un documento dirigido al ministro de Transporte, Guillermo Reyes. Con las lluvias copiosas de octubre y noviembre el riesgo de que los terrenos que se venían usando para echar la tierra y hasta las mismas obras que ya existen en Palestina podrían perjudicarse. Le mejor forma de evitarlo es reiniciando los trabajos cuanto antes. La misma conclusión quedó de un evento realizado la semana pasada en ese municipio del Centrosur caldense, en el que también hubo respaldo de dirigentes antioqueños.
Ya los técnicos de Aerocafé han señalado que técnicamente los trabajos pueden reactivarse, pero se necesita que el Gobierno Nacional avale que se puede continuar y que se impulsará un nuevo proceso para conseguir un contratista idóneo y seguir adelante. Seguir esperando a supuestos respaldos de las comunidades que ya están más que probados es seguir perdiendo tiempo valioso durante el cual el proyecto se ve perjudicado.
Cada día que pasa sin que haya obras también se ve reflejado en los costos de la obra que, de acuerdo con la Unidad de Gestión del Patrimonio Autónomo de Aerocafé, ya necesita una inyección adicional de recursos por $111 mil 763, en lo cual se necesita que el Gobierno Nacional se comprometa. Por lo pronto, lo que se requiere es no perder más tiempo y empezar un nuevo proceso de contratación que se puede concretar antes de tener el cierre financiero definitivo.
Los distintos sectores caldenses deben seguir haciendo escuchar su voz para que haya una reacción pronta del Ejecutivo nacional y que no se aplacen más las soluciones, lo cual puede resultar extremadamente costoso. Luego del comentario desafortunado del alcalde de Manizales, Carlos Mario Marín, acerca de que era un proyecto de élites, y su posterior rectificación en la que aclaró que sí es una infraestructura necesaria para Caldas, se tienen elementos suficientes para demostrar que no se puede seguir dilatando el reinicio de los trabajos, porque entre más demora haya más son los riesgos geológicos y más las posibilidades de encarecimiento del proyecto.
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