De todo lo negativo que ocurrió con las obras en la ciudad a cargo de la Administración pasada hay que rescatar que despertó una especie de civismo y las ganas de que empiecen a ocurrir transformaciones en el municipio. Bien capitalizados pueden contribuir a sumar actores que trabajen en alianza y ayuden a despegar lo que quedó truncado. Duele mucho ratificar ahora lo que se dijo hasta la saciedad con respecto a proyectos como la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR). Su avance es solo de 5,85%, contra el 93,66% que estaba programado.
No solo es el incumplimiento de los tiempos de ejecución de este contrato a través de la mexicana Fypasa, que llegó con el lastre del mismo proceder en proyectos de otros países, como también advirtió LA PATRIA, esto llevó a la terminación anticipada del contrato el 22 de diciembre, pero la firma se negó a entregar y trató de quedarse por vía de acciones legales, resueltas ya a favor del Municipio y se recuperaron los predios. En lo técnico, Fypasa también dejó problemas porque hizo excavaciones y cortes de terrenos en Los Cámbulos sin protegerlos con obras de estabilización y anclajes que eviten poner en riesgo construcciones y proyectos de vivienda con los que limitan.
Que nadie en la anterior Administración municipal se hubiese percatado de ello y no haya sugerido siquiera ejecutar obras de mitigación para no exponer a los vecinos es sumamente delicado. Por lo menos El Niño con sus escasas lluvias ha ayudado a no estar corriendo a atender deslizamientos provocados cuando el mal clima arrecia en zonas desprotegidas. Aguas de Manizales como contratista, a través de su nueva Gerencia, identificó la situación y priorizó la ejecución urgente de los trabajos, que hará con un nuevo contratista entre marzo y mediados de este año.
Sin duda, todo esto retrasa en tiempos y también exigirá más recursos de las arcas municipales. Cálculos preliminares de Aguas señalan que hacer la PTAR en este momento podría superar los 230 mil millones de pesos, 57 por ciento más de lo previsto por la Alcaldía de Carlos Mario Marín. El nuevo valor tasado se hace inalcanzable para el Municipio, si debe seguir solo con la ejecución del proyecto. Por eso Aguas y la Alcaldía deben ser muy juiciosos y técnicos en el ajuste de diseños y la modelación de escenarios financieros que determinen si el camino es actualizar el proyecto, reformularlo o definitivamente no se puede ejecutar.
Ahí es donde la sociedad civil se convierte en un actor importante para que ayude, dé ideas de cómo salvar la PTAR, desde instancias como las asociaciones de ingenieros y arquitectos, los observatorios de obra pública y las veedurías ciudadanas que conocen la iniciativa y le han hecho seguimiento. Lo esencial es que sea una Administración que escuche y sume a su experticia institucional lo que por fuera puede aportar a sacar adelante un proyecto que requiere la ciudad para mejorar sus condiciones ambientales e hídricas.