Pierde Manizales y pierde Caldas con el cierre, supuestamente temporal, de tres servicios de salud en el Hospital Departamental Universitario Santa Sofía. Se quedó sin médicos especialistas para atender las agendas de cirugía cardiovascular, neurología y urología. Aunque las dos últimas pueden ser cubiertas por otras entidades, preocupa la situación de cirugía cardiovascular, especialidad en la que Santa Sofía tiene una tradición de 25 años y ha ganado renombre por procedimientos como los de corazón abierto con resultados excelentes y que han salvado la vida de muchas personas.
Raquítico argumento el de la Gerencia de Santa Sofía al afirmar que es un servicio bastante oneroso para la institución, y ponerlo a disposición requiere de alcanzar un punto de equilibrio que hoy no tiene por las demoras de pago de las EPS. Si en cuatro meses Santa Sofía se gastó todo el presupuesto de cirugía cardiovascular, como indica la Gerencia, significa que la demanda es alta. Lo que allí se ve es un problema de planificación, porque cuando se detectó agotamiento del presupuesto debió haberse provisionado. No puede poner a disputar la prestación de un servicio de salud al que los pacientes llegan referidos de otras entidades, que son las que pagan, con la imposibilidad de transar con los médicos.
Esta Gerencia debería estar asegurando la permanencia de sus especialistas, son la columna vertebral del Hospital y por eso lo buscan. Y aunque sostenga que la contratación no es el problema, parte del trasfondo es ese. Allí hay un estilo de administración poco conciliador, a pesar de ser un recurso escaso. El año pasado hubo otra crisis con los neurocirujanos, que terminaron contrato y no quisieron seguir. Buscaron especialistas de otras ciudades para cubrir el servicio, hasta que empezaron a caer en la cuenta que estaban laborando a bajos costos y a menor valor que en otras entidades y no continuaron. Esa es la razón por la que no se cuenta con personal en estas especialidades.
Más allá de buscar una red alterna para atender lo que se tiene suspendido, la Dirección Territorial de Salud de Caldas, como superior del Hospital Santa Sofía, debería revisar lo que está sucediendo allí con la contratación. El asunto no es de poca monta. Se va poniendo muy delicada la situación de salud de la ciudad y el departamento porque ya este año la clínica San Marcel recortó también servicios. Nuestra red es muy ajustada y con una sola entidad que deje de atender afecta toda la capacidad.
No podemos repetir la triste historia del Hospital Infantil, que dijo cerrar temporalmente urgencias pediátricas, pero nunca las reabrió. La atención de urgencias de los niños se hace mezclada con la de adultos. También se vienen haciendo cierres de servicios de ginecoobstetricia, que cada vez son más escasos. Lo que más preocupa es que todo lo que sucede con la salud redunda en los pacientes, en especial los que llegan remitidos de otros municipios del departamento con muchas dificultades, primero para conseguir la cita con un especialista y luego para asistir a ella. La cuestión es de humanidad.