Poco o nada sirve tener abierta una terminal aérea sin aviones desplazándose, de entrada y de salida, durante todas sus horas de operación. Eso está sucediendo a diario en el aeropuerto La Nubia, de Manizales, en el cual son más los tiempos muertos que los de funcionamiento efectivo para movilizar pasajeros, su razón de ser. Lo único que está generando es gastos excesivos de operación. Inficaldas, como dueña del aeropuerto, reporta pérdidas anuales de unos $2 mil 800 millones. De allí que sea necesario que las autoridades salgan ya a buscar una solución de fondo.
No podemos seguirnos conformando con que se hace muy poco o nada en La Nubia porque algún día se construirá Aerocafé; un proyecto que sigue frenado y sin posibilidades certeras de que se vaya a ejecutar, al menos en el corto o en el mediano plazo con el Gobierno nacional, que solo da señales de tratar de ejecutar las obras, pero no concreta algo específico. Lo que sí sigue corriendo es el tiempo en contra de esta región, sin un aeropuerto digno de una ciudad capital, que jalone el desarrollo regional y ayude a su competitividad, perdiendo además turistas y eventos.
La aerolínea Clic dijo que este mes no habrá venta de tiquetes Manizales-Medellín y a partir de julio suspenderá sus vuelos desde y hacia el Olaya Herrera. La causa, señala, es la baja demanda. Pero la disminución de su oferta no se queda ahí. Aunque había anunciado que a partir del 1 de abril mantendría un vuelo a las 7:00 a.m. hacia Bogotá, nunca cumplió esta nueva ruta y siguieron siendo tres frecuencias diarias. En un informe publicado el sábado por LA PATRIA se mostró además la reducción de las rutas a Bogotá: en el 2022 fueron 963, para 43.276 pasajeros; en el 2023 bajaron a 949, para 38.324 viajeros, y en lo corrido del 2024, 340 vuelos de salida para 12.000 pasajeros.
Hay que sumar las dificultades de operación aérea de La Nubia por el tamaño de su pista, ubicación, clima y recursos técnicos que la hacen excesivamente propensa a los cierres. Como no hay un aeropuerto adecuado, los pasajeros tienen que buscar soluciones, al menos la más cercana a la ciudad como es el aeropuerto Matecaña de Pereira y por allí están viajando. Eso le está dejando muchas pérdidas a esta ciudad; no solo en ingresos efectivos por La Nubia, también para los comerciantes, los transportadores y la economía local.
Manizales no puede quedarse sin un aeropuerto, mientras ciudades pequeñas de Colombia resultan beneficiadas con proyectos aéreos avalados por la Nación. No podemos seguir siendo tratados como ciudad de quinta categoría, es hora de exigir que lo hagan como una capital de departamento. Para eso tendrá que estar unida la dirigencia política de Caldas, los gremios, el alcalde de Manizales y sumarse a los esfuerzos que ojalá ya estén realizando el gobernador, Henry Gutiérrez, e Inficaldas para buscar soluciones. Hay que pedir atención de la Presidencia de la República, de la Aerocivil y de las aerolíneas para que garanticen al menos unas rutas mínimas desde y hacia Manizales.
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