Hay que ponerle acelerador a la ocupación del Parque Tecnológico de Caldas, ahora llamado Futura. Los antecedentes de esta obra no son para menos. Casi unas dos décadas después de que fue concebida la idea, vio la luz como proyecto departamental en Villamaría, aunque se habían contemplado, pero sin frutos, otros seis sitios en Manizales. Siguió por fin su ejecución, que tuvo que sortear incumplimientos del contratista, un rediseño y retrasos en el 2021 por la pandemia, el estallido social, la escasez de insumos y la disparada en precios como el del acero. Aunque las obras ya se entregaron a la Gobernación, el Parque no entra en funcionamiento.
Son 9.790 m2 construidos. Es un proyecto de $42.544 millones invertidos en dos fases. Entre 2017 y 2018 por $12.266 millones, que aportó la Gobernación con recursos propios, y entre 2019 y 2023 por $30.278 millones, que se lograron por medio del Sistema General de Regalías. Esos esfuerzos fiscales no se pueden dejar perder, como tampoco los que ejecuta el Departamento para contratar el mobiliario que falta, dotar laboratorios y que por fin lleguen clientes.
El Parque Tecnológico de Caldas debe conservar el objeto para el que fue creado y no cambiarle ese enfoque. Tiene que ser un espacio dedicado a la ciencia, la tecnología y la innovación; donde investigadores y empresarios desarrollen sus productos. Lo que muchos han llamado la sofisticación de la economía caldense, de la mano del conocimiento y de la tecnología. Muy importante el enfoque regional del Parque, pero hay que salir a vender este espacio a empresas nacionales y multinacionales interesadas en venir a ejecutar estos desarrollos en el departamento. Ahí también hay que ofrecer las bondades de esta región.
Se había estimado que el Parque podría generar una derrama económica importante en Villamaría, unas 600 personas diarias que llegarían a buscar servicios de parqueadero, alimentación, alojamiento, entre otros. Ese es otro motivo, pero social, por el que es perentorio agilizar los trámites administrativos que hagan falta para ponerlo en funcionamiento. Hay que estar muy atentos y cuidar para que no se le dé otro uso a Futura, por eso no se ve positivo que parte de sus espacios sean empleados como sede de la Secretaría de Educación de Caldas. Una cosa son los usos administrativos para servicios de entidades del Estado y otra, muy distinta, un centro para generar conocimiento.
Además, hay que aprovechar el momento. El Gobierno nacional parece tener sus ojos puestos en Villamaría y Manizales para convertirlos en capital del conocimiento. El año pasado el ministro de las TIC, Mauricio Lizcano, se comprometió a que el Centro de Bioinformática y Biología Computacional (Bios) recibiría $10 mil millones para adecuar en Futura un hub de ciberseguridad y el Centro de Operaciones de Ciberseguridad de Colombia y de otro lado se piensa ubicar el Sistema Integrado de Emergencias y Seguridad (SIES) de la Secretaría de Gobierno Departamental, que vincularía la línea 123 y un sistema de cámaras e inteligencia artificial. La habitabilidad no se debe quedar en una ocupación parcial, hay que empezar a sacarle todo el provecho posible a los equipos que son el corazón para poner a latir a Futura.
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