Colombia ya supo lo que es tener un sistema de salud estatizado, en el que primaba la mala atención, campeaba la corrupción y no había cobertura universal. Devolvernos 30 años no tiene sentido, cuando se ha ganado principalmente en cobertura a través de los regimenes contributivo, para quienes pueden aportar, y subsidiado, para los que no tienen cómo pagar; fuera de tener derecho a la libre elección de afiliación a una EPS, entre las que hay buenas, regulares y otras muy malas. Es sobre estas dos últimas que las entidades de control y vigilancia deben aplicar correctivos y si es necesario sanciones o el retiro de la habilitación para funcionar.
La Cámara de Representantes lleva un 50% del articulado de la reforma a la salud aprobado, y se viene esta semana el debate del grueso de la iniciativa, los artículos más controversiales que van a hacer muy complejo el trámite si no hay disposición del Gobierno Petro para hacer modificaciones. Esta es de las reformas más criticadas, porque busca implementar un nuevo sistema de aseguramiento en el que desaparecerán las EPS y se dará a paso a un modelo estatal del que no se conoce cuánto cuesta, ni de dónde van a salir los recursos para atender la salud de los 51 millones 600 mil colombianos.
El presidente de la Cámara, Andrés Calle, dijo que no hay afán para el debate de la reforma y ojalá lo haga cumplir, conceda las garantías a todos los partidos en la discusión, pero con sustento técnico. Lo que allí decidan afectará la salud y la vida de todos, por eso hay que estar muy atentos. No es de poca monta lo que están discutiendo, si tienen que tomarse más tiempo en el trámite deben hacerlo sin dudar. No se puede jugar con los derechos de las personas.
Entre lo que se plantea está concentrar los recursos de la salud en una sola entidad, la ADRES (Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud), de la que han advertido no tiene la capacidad operativa para cumplir esta función. La ADRES giraría los presupuestos a alcaldes y gobernadores y se teme la politización del servicio de salud, pero lo más grave, que empiecen los hechos de corrupción con los dineros que son para la atención de los colombianos, que volvamos a las coimas de los mejores postores.
Dos datos de la Supersalud para lo que se viene esta semana en la Cámara y posteriormente en los debates de esta reforma en el Senado. 86% de los usuarios de las EPS consideran que reciben un servicio bueno o excelente de salud, es un referente de lo que quieren los ciudadanos; pero hay 20 de las 24 EPS que no tienen los recursos para cubrir la reserva técnica (pasivos). Esto ratifica que hay cosas por transformar del sistema, pero no acabando con lo que funciona y exponiendo a los pacientes a que empeoren su estado y se vuelvan más costosos.
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