“Le pegó a su pareja, de 13 años, que está en embarazo no consentido”, tituló el miércoles lapatria.com. Ella presentaba hematomas y golpes en el cuerpo. El causante fue su pareja sentimental, de 28 años, a quien la Policía sorprendió agrediéndola física y verbalmente. Sucedió en Chinchiná. “Por delito sexual”, otra noticia publicada el viernes en LA PATRIA informando que en una vereda de Pensilvania atraparon a un hombre de 30 años que había huido por cometer actos sexuales con menor de 14 años y al parecer realizaba actos obscenos en presencia de menores de edad.
“La asesinaron a la salida de un bar”, tituló también LA PATRIA hace ocho días para narrar que en Marmato un hombre de 28 años mató a una mujer de 37. Al parecer él la tocó, ella le reclamó; iniciaron una acalorada discusión en la calle y terminó en asesinato con un puñal. Son tres casos en menos de una semana en Caldas, todos contra mujeres y menores de edad que desnudan el nivel de violencia que se acrecienta por la influencia del arraigo del sistema patriarcal en nuestra cultura, en el que todavía se les ve a las mujeres como sujetos sobre quienes se puede ejercer poder vulnerando sus derechos.
Parece que el sinnúmero de campañas que emprenden instituciones y gobiernos han fracasado, que como sociedad no hemos entendido lo que significa el respeto al otro, independiente de su género y de su edad, y la obligatoriedad que establece la Constitución Nacional: “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica”. También debe aplicarse si ocurren hechos en la otra vía, si las víctimas son hombres y como victimarios aparecen mujeres, que también se han registrado en Caldas aunque en mucha menor proporción, claro está.
No se justifican gritos, malas palabras, gestos obscenos ni vulgares, miradas libidinosas, manoseos, presiones psicológicas; mucho menos actos sexuales a la fuerza o con engaños, tampoco abusos ni agresiones físicas de ningún tipo. No obstante, todos parecen ser actos que se han ido naturalizando en Caldas. Según cifras de la Dirección Territorial de Salud, entre enero y octubre del 2022 -10 meses- se atendieron 2 mil 900 casos de violencias de género, y un 80% fueron contra mujeres. Se incluyen 2 mil 300 casos de agresiones, entre las que la entidad detalla que 50% correspondieron a violencias físicas y 30% a agresiones sexuales.
A finales del año pasado, la entonces directora de la Fiscalía en Caldas, Constanza Pachón, reportó que habían aumentado entre 50% y 60% los delitos contra las mujeres y los niños, y que para el 2023 habría dos fiscalías itinerantes sobre delitos sexuales y una de violencia intrafamiliar, pues hay mujeres que no denuncian o se quedan calladas por temor a represalias del agresor o a quedarse sin su proveedor económico. Ella salió del cargo y no logró ejecutar su cometido. Pueda ser que ahora que en el Plan Nacional de Desarrollo le dieron vida al nuevo Ministerio de Igualdad y Equidad este asuma la tarea de contribuir a reducir estas violencias. Por ahora el camino es denunciar a los violentos, para eso están las líneas 105 y 123.