Cayeron todos los indicadores de vivienda nueva en Colombia, según el informe económico de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), presentado en su Junta Directiva Nacional. Los datos muestran la actividad anual y para el periodo enero-abril de este año. Preocupa al pensar en el corto y mediano plazo, porque la construcción mueve muchos encadenamientos productivos y está ligada directamente con la competitividad y el índice de pobreza. Es decir, el beneficio de la actividad constructiva no solo es para aumentar los grandes capitales privados.
Si hay construcción en curso, hay empleos; se dinamiza la economía por cuenta del movimiento comercial de insumos y materiales, del transporte y de la alimentación, y favorece las arcas de los entes territoriales al recibir recursos vía impuestos y por gestión de trámites en los que deben incurrir los constructores para ejecutar sus proyectos. Además, mejora la calidad de vida de las poblaciones, aumenta el patrimonio de personas y familias y permite que muchos salgan de la condición de pobreza al evitar que sigan ocupando zonas subnormales y de riesgo o invadiendo terrenos públicos y privados, como está sucediendo en ciudades como Manizales.
El informe de Camacol revela una parálisis de todo el ciclo del mercado de vivienda nueva, hay una baja sustancial de indicadores líderes como lanzamientos, ventas e iniciaciones. Por ejemplo, en ventas anuales de unidades de vivienda fue de -55% y la del periodo a abril fue de -62%. Hace más difícil el ejercicio cuando el 71% de este mercado corresponde a vivienda de interés social y se completaron 14 meses de reducciones mensuales continuas en su comercialización. Agrega que las ventas en mercados grandes vienen en un descenso desde el segundo semestre del 2022 y las de mercados intermedios y pequeños, este último en el que se ubica a Caldas, reflejan resultados poco favorables.
Esa desaceleración se relaciona con los cambios que hizo el Gobierno nacional en las políticas del programa Mi Casa Ya, exigiendo ahora cumplir con un puntaje dentro del Sisbén para acceder al subsidio oficial y con ello lograr hacer el cierre financiero para comprar vivienda. Las altas tasas de interés son otra causa que no ha permitido corregir el descenso en ventas. Al ciudadano le queda muy difícil asumir vía crédito el valor completo de una unidad residencial. El resultado es la parálisis de proyectos en ejecución, porque muchos desistieron de comprar al quedar por fuera del subsidio nacional. Camacol Caldas estima un 18% de los proyectos paralizados a corte de abril.
Colombia ya ha tenido experiencias similares. A finales de los 90 se inició la crisis del UPAC, siendo presidente Ernesto Samper determinó que para calcular el valor de créditos de vivienda ya no sería más con base en el IPC, sino con la Tasa de Depósito a Término Fijo. El valor subió tanto que muchos colombianos no pudieron pagar sus créditos, ni comprar casa, y se estancó la economía. Al asumir la Presidencia Andrés Pastrana los constructores unidos se volvieron parte de la solución con el Gobierno para formular políticas públicas de beneficio colectivo y se fue reactivando el sector. Ejercicios así se deben considerar, para que se mejore la economía nacional.
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