El mal estado de la malla vial urbana de Manizales ha desencadenado un alto volumen de quejas que llegan a nuestra sección Denuncie y nos motivó a elaborar un informe especial sobre los huecos que abundan en las calles. Los manizaleños están pidiendo que la Alcaldía haga algo efectivo para repararlos. Daños viales hay en muchos sitios, aunque los periodistas de LA PATRIA identificaron siete sectores críticos en donde abundan las quejas de la ciudadanía y encontraron en ellos 30 huecos en total.
El de mayor deterioro se encuentra en pleno Centro, carrera 20 con calle 26, que tiene 12 metros de longitud, por donde parece que se circula es por una vía de la Manizales de los años 40 con calles empedradas y sin pavimentar. Los conductores son testigos de que por allí no hay forma de transitar en un vehículo a más de 10 kilómetros por hora, intentarlo a mayor velocidad sería causarle un fuerte daño mecánico porque no hay ni un espacio libre de deterioro. Nuestros periodistas también determinaron que el bache más profundo en este punto, entre los 15 huecos que contabilizaron, es de 14 centímetros.
Aunque es una vía de alto tránsito y paso obligado para casi el 70% de las rutas de transporte público, parece que por allí no transita la Administración Municipal, como tampoco por los otros puntos ubicados en barrios y avenidas para priorizar su reparación. Un hueco en una vía no solo causa desconcierto y rabia entre quienes les toca sortearlo todos los días porque está en su ruta de uso cotidiano o tienen que circular por allí con cierta regularidad; también representa riesgos, porque en medio de las maniobras que hay que hacer para esquivarlo se puede ocasionar un accidente en el que queden comprometidos conductores e incluso peatones. Lo delicado es que podrían derivarse responsabilidades que recaerían sobre la Alcaldía por falta de mantenimiento en un bien público, que es su deber ser.
Los manizaleños se jactaban del buen estado de sus calles y quienes llegaban como visitantes lo exaltaban. Era atípico encontrar un hueco de grandes dimensiones y, si se formaba, las administraciones priorizaban y realizaban su arreglo, máximo en cuestión de semanas. En la actualidad hay rotos que llevan años esperando reparación, pues este tipo de trabajos los contrata la Secretaría de Obras Públicas del Municipio por comunas o por avenidas, conforme a un inventario de necesidades del que establecen hasta donde les alcanza el presupuesto. El resto de daños tienen que seguir esperando hasta que algún día les llegue el turno y los recursos.
También es inquietante la baja duración de los arreglos y sus terminados. Antes, pasaban años y la vía reparada se conservaba en buen estado. Ahora, hay obras sobre la malla vial que no alcanzan a estar bien y al servicio de la ciudad siquiera un semestre y otras sobre las que no se entiende si trataron fue de construir un resalto o el objeto era tapar un hueco. Por eso también se cuestiona a contratistas e interventores, que deben responder por las obras y los materiales y así lo debe exigir la Alcaldía. La fuente de estas inversiones en vías son recursos públicos, que son sagrados.