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Agripina Montes del Valle también era conocida como “Azucena del Valle”, “Porcia” y “La Musa del Tequendama”.
Mary Luz Botero*
Agripina Montes del Valle nació el 5 de noviembre de 1844 en Salamina, capital de la Provincia del Sur del Estado Soberano de Antioquia (hoy Salamina, Caldas). Hija de antioqueños provenientes de El Peñol, población donde Agripina vivió varios años de su infancia; por esta razón la consideran allí “personaje emblemático”. Estudió en Manizales con las maestras Sara y Juliana Restrepo, con ellas aprendió las primeras letras y comenzó a cultivar sus dotes de declamadora de versos. En 1854 es enviada a Bogotá a continuar con su formación en el Colegio de la Merced, institución fundada en una época (1830) en que la mujer “había sido rezagada a la triste condición de analfabeta por influencias de orden social” (1). Allí recibe lecciones de moral, historia sagrada y fundamentos de religión, urbanidad y economía doméstica, caligrafía, costura y bordados, dibujo y pintura, música instrumental y vocal, gramática castellana y francesa, aritmética, geografía y geometría.
Primeras publicaciones
De 1864 son sus primeros poemas publicados en la prensa literaria nacional, específicamente en El Mosaico, revista cultural bogotana que surgió de la tertulia homónima cofundada por José María Vergara y Vergara en 1858. Sus versos se difundieron de ahí en adelante en varias publicaciones seriadas que vieron la luz en la segunda mitad del siglo XIX, especialmente en las décadas de los 60, 70 y 80. Las consultas en los archivos de prensa así lo confirman (2). Su obra poética, en verso o en prosa, aparece en revistas y periódicos de Medellín, Manizales y Bogotá, los más importantes en ese momento dentro del exclusivo, patriarcal y cerrado círculo intelectual nacional.
Labor pedagógica
Montes del Valle fue, ante todo, una trabajadora incansable. Madre de varios hijos, casada desde 1865, profesora y escritora. Vivió en Manizales. Allí fundó, en 1870, el Colegio de la Concepción con “$192 anuales como auxilio municipal” con los cuales podía recibir, adicionalmente, ocho niñas pobres. “La alta poetisa… era institutora de excelentes cualidades” (3). Su labor pedagógica fue tan importante que en 1887 es nombrada para dirigir la Escuela Normal de Institutoras del Departamento del Magdalena.
Hacía Bogotá
De Manizales se traslada a Bogotá en 1878 junto a su esposo e hijos, y se despiden con un anuncio de prensa (periódico La Serenata):
DESPEDIDA
Miguel María del Valle y Agripina Montes, tienen el sentimiento de despedirse de las estimables familias de esta ciudad con quienes les ligan vínculos de cariño y gratitud imperecedera, y se ponen muy a sus órdenes en Bogotá.
En la capital del país fue aceptada por la élite letrada, gracias a su trabajo constante y al espíritu luchador que la distinguía. Sin ser la esposa de, la hija de, la hermana de personajes importantes de la ciudad, pudo continuar su carrera de escritora, ser reconocida y exaltada por los y las intelectuales de su tiempo. Sus poemas, extensos y de una riqueza lexical admirable, fueron incluidos en grandes antologías (Romancero colombiano, Homenaje de Colombia al libertador Simón Bolívar en su primer centenario, Parnaso colombiano, etc.). A pesar de que siempre buscó “encajar” en las dinámicas culturales del momento, parte de su obra refleja un ánimo transgresor y hasta crítico, consciente como era ella de que la escritura y la lectura, además de ser privilegios sociales en un país analfabeto, podían ser un camino para la emancipación femenina. Le escribió al amor, la amistad, la fe, la muerte, la naturaleza, la guerra, la patria (4), con el tono sentimental característico del romanticismo. Sin embargo, también creó versos de contenido sociopolítico. Dedicó muchas horas de la vida a su proceso creativo. La tinta, la pluma y el papel fueron sus herramientas de trabajo. ¿En qué momento del día o de la noche componía sus textos? ¿Después de su trabajo como maestra? ¿Luego de alimentar, cuidar y acompañar a sus hijos en el proceso de la crianza? Lo cierto es que después de leer lo que conocemos de su obra, sólo queda un suspiro de admiración y respeto por aquella mujer provinciana que fue capaz, a puro pulso, de alcanzar en vida un prestigio nacional y latinoamericano.
Agripina Montes del Valle murió en Anolaima, Cundinamarca, el 13 de enero de 1915. Sus restos reposan actualmente en el cementerio de Salamina.
*Periodista, historiadora.
Fragmento:
MEMORIAS DE LA GUERRA**
A mi señora y amiga doña Isidora Liths (5)
[…]
Era el 6 de abril de 1877.
Su memoria me quema como un dardo encendido, y sin embargo retrocedo á buscar en mis recuerdos el sombrío panorama, para mirar al través de sus desvanecidos paisajes uno que persiste lúgubre y terrible en mi espíritu y en mi corazón.
Los vencedores de la patria van llegando poco á poco á sus abandonados hogares……
Mirad, en las confusas líneas de un lejano sendero…. columbro á un hombre, que cubierto del polvo del camino penetra en un hogar, ayer dichoso y tranquilo…
Qué frio, qué horriblemente frio penetra el viento al traves de los rotos enmaderados de ese hogar! …… y sin embargo el errante viajero, el vencedor de la patria, penetra en él………
A su paso ha salido una sombra, oigamos qué le dice:
“Atrás!”
“La memoria de los que te amaron, ya no llena este asilo: el aliento envenenado de la guerra, no ha dejado nada en pié.
“La luz está aquí extinguida, el honor profanado y el hogar frio y desierto…….
[…]
**Con la ortografía original.
Notas
1.- Julia Isabel Acuña de Moreno (1989). Albores de la educación femenina en la Nueva Granada. Colegio Departamental de la Merced: Bogotá.
2.- En 2015, la poeta salamineña Martha Patricia Meza Quintero le rindió un homenaje con motivo del centenario de su muerte. De ese gesto nació Contrapunto, libro que contiene varios artículos y un poemario que combina versos de Meza y de Agripina Montes del Valle. Ahí se puede leer el texto que escribí, resultado de una corta investigación en los archivos de prensa de la biblioteca central de la Universidad de Antioquia, en la que me dediqué a buscar poemas de Montes del Valle. El Oasis, La Palestra, La Miscelánea, La Patria, Revista Gris, La Mujer, La Pluma y El Nuevo Tiempo Literario, fueron algunas de las revistas consultadas.
3.- Julio César García (1918). Historia de la instrucción pública en Antioquia. Segunda edición de 1962, editorial Universidad de Antioquia, p. 345.
4.- El artículo “Aproximación a Agripina Montes del Valle: Poemas a mujeres, la muerte, dios y la patria desde la provincia colombiana del siglo XIX” de Adriana Villegas Botero, recoge y analiza algunas de las temáticas de la poesía. (2022). Escribanía, 20(2).
https://doi.org/10.30554/escribania.v20i2.4756
5.- Revista La Mujer. Revista quincenal. Redactada exclusivamente por señoras y señoritas. Bogotá, febrero 21 de 1897.
Para mayor información sobre el proyecto: https://www.banrepcultural.org/noticias/mujeres-escritoras-centenarias-del-gran-caldas-ii-etapa