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Ilustración de la gripe aviar.
LA PATRIA | MANIZALES
La amenaza que representa la gripe aviar tiene a las autoridades con la lupa puesta en los animales de corral de países del continente. Se están tomando medidas, con el propósito de contener lo que podría ser una diseminación masiva.
En Colombia, para el 27 de febrero del año en curso, el Instituto Colombiano Agropecuario* (ICA) reportó 47 focos de influenza aviar de alta patogenicidad en 6 departamentos (Chocó, Magdalena, Bolívar, Sucre, Córdoba y Nariño). Los focos, advierte el ICA, "se han detectado en predios traspatios y no en granjas avícolas comerciales".
Sobre la condición hablan dos especialistas radicados en la ciudad:
Jaime Rodríguez
Médico neumólogo e internista
Especialista en Seguridad y Salud en el Trabajo
Foto | Archivo | LA PATRIA
"En términos generales, la gripe aviar es una infección viral, que ataca el tracto respiratorio de las personas y que tiene unas vías de transmisibilidad, por secreciones, por mucosidades, del ave afectada.
Aún no se han certificado casos de contagio de gripe aviar entre humanos, que un enfermo se la pase a otro, pero esto no deja de ser una posibilidad latente. No es que se tengan que aislar, pero si tienen que cuidar de sí mismos.
Una persona contagiada puede tener síntomas iniciales como congestión, infección de la conjuntiva, rinorrea (nariz tapada), prurito nasal, estornudos, etc. Pero si el sistema inmune no controla esas manifestaciones, la virosis sigue su trayecto y progresión, a través de todo el epitelio respiratorio, para llegar a las vías respiratorias bajas, que es lo pulmonar.
Ahí es cuando podría aparecer la dificultad respiratoria y evolucionar hasta una falla ventilatoria. Podrían llegar a un estado tan crítico, que el aparato respiratorio no responda, requiriendo soporte mecánico. Los riesgos incluyen la muerte. Hay que tener en cuenta las enfermedades de base que tenga el contagiado.
Desde el contexto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha trabajado en una vacuna, pero no se ha logrado. Ahora lo que hay es la prevención epidemiológica de contacto.
Lo que se hace en esos casos, desde lo médico, es un manejo sintomático. Para la fiebre se suministran antipiréticos, para la congestión y la tos, antihistamínicos; etc. Hoy está la observación y el control.
Las medidas caseras que hoy se aplican para un cuadro viral común, también podrían servir en un caso como este. Todo dependerá del estado físico en el que se encuentre una persona. No todos cursan de la misma manera con el virus".
Héctor Jaime Aricapa
Médico veterinario - Zootecnista
Magíster en Sistemas de Producción Agropecuaria
Foto | Cortesía | LA PATRIA
"Cuando hablas de virus de influenza encuentras la denominación de H, que puede ir de 1 hasta 15; y de N, que puede ir de 1 hasta 9. Se pueden dar muchas combinaciones virales, unas más fuertes que otras. Todo depende de la mutación genética que tengan con el paso del tiempo.
El virus del que estamos hablando muta frecuentemente, lo hace cada determinado tiempo, en pequeña escala. Otras veces hace cambios muy mayúsculos en su virulencia, lo que sucede cada cinco o siete años. Eso depende de qué animal venga el virus, sea de aves, porcinos o humanos; y de la interacción sufrida en esos lapsos entre especies.
Hay muchas cepas de esta condición que pueden estar circulando. Hay pacientes que pueden ser portadores asintomáticos, pero no tener mayor inconveniente con esta zoonosis, que es común.
Así se le conoce a la gripe aviar, que es un virus de influenza. Este hay que estudiarlo más, porque las cepas pueden ser muy patógenas para los animales, pero no para los humanos. No todos tienen qué ser atacados con la misma intensidad.
Sin embargo, no se descarta que suceda como en el coronavirus, que pasó de una especie a otra y cambió la patogenicidad. Tendrían que darse unas mutaciones muy fuertes para que eso sucediera.
Siempre que hay amenazas de este tipo, se alerta contra las aves, se dice que se van a acabar las producciones pecuarias, lo que crea un caos grande -sobre todo- en las granjas porcícolas y aviares.
Nadie quiere consumirlos, porque 'entonces me voy a contagiar'. Lo cierto es que la manera más probable de contagiarse es si se tiene contacto directo con la sangre del animal afectado, cuando está en la fase de viremia.
Generalmente estos virus entran por vía aérea, causando un problema respiratorio. Sin embargo, ellos son multisistémicos. Pueden ir al hígado, al riñón, etc, regándose por todo el cuerpo del ave, causando una falla multiorgánica. Para que estos virus sean muy patógenos para los humanos, tendríamos que consumir esos órganos del animal, lo que no es habitual en las preparaciones de nuestras comidas.
La buena cocción de un alimento, disminuye el riesgo de transmisión. Igual los más susceptibles van a ser, siempre, quienes estén más cerca de las aves. Los que están en las centrales de sacrificio y los que están en contacto con los animales.
Estos virus pueden causar una inflamación violenta en el ser humano, que este no es capaz de soportar; lo que luego pasa a otros órganos. Y si el humano no está en muy buenas condiciones de salud, se puede morir fácilmente por otras acciones patógenas secundarias.
Hay que tener claro que las granjas avícolas y porcícolas, hoy por hoy, funcionan con una gran bioseguridad (desinfección, limpieza, etc.) para controlar ese tipo de microorganismos. La gente no se tiene por qué asustar porque le estén suministrando animales. Las granjas pequeñas sí pueden representar un riesgo diferente".