Foto | Cortesía | LA PATRIA Foto enviada por los árbitros a los extorsionistas, para demostrar que iban en camino.
LA PATRIA | MANIZALES
La extorsión conocida como falso servicio no solo busca tumbar a las personas, sino además aprovecharse de las ganas de trabajo. La semana pasada le tocó al Cuerpo de Bomberos de Aranzazu, que afortunadamente se dio cuenta del tumbe y reaccionó a tiempo.
Ahora el turno fue para unos árbitros de Villamaría, con quienes se comunicaron para supuestamente contratarlos para pitar unos partidos en la vereda El Pindo, de ese municipio. "Nos llamaron y supuestamente nos contrataron. Nos mintieron, cuando íbamos llegando entró una llamada y nos dijeron: quietos, somos Los Urabeños. Que si dábamos un paso más nos mataban. Uno se asusta mucho, saben cómo va uno vestido, piden apagar los datos, que no reciba llamadas sino del número de ellos. Así luego me marcaba mi hija, no le entraba la comunicación y se preocupaba. Quedé como media hora paralizado. Pedían $8 millones, pero hablamos con el Gaula y expresaron que era de las cárceles. Quedaron con los crespos hechos", explicó uno de los dos jueces.
Incluso le indicaron que para que llegara más rápido contratara un mototaxi, que ellos pagaban la carrera. Le ofrecieron $1 millón 100 mil por 10 partidos.
Clave
- Cuando la víctima que está en la mira es un civil, los delincuentes le preguntan cómo está vestida, supuestamente para identificarla al llegar al lugar del posible servicio, pero luego usan esa información para extorsionar.
- LA PATRIA ha contado varias historias de este tipo de extorsión. En una, en la vereda La Batea, de Villamaría, el conductor contratado, del susto, terminó quemando su carro.
Así funciona
- El Gaula contó que en el falso servicio los delincuentes obtienen información de sus víctimas, publicada en redes sociales o en otros medios. Solicitan trabajos como acarreos, expresos, asesorías agrícolas, en construcción, médica y de enfermería, en ebanistería y ornamentación, entre otras, para zonas de difícil acceso.
- Durante el recorrido el contratante les pregunta cómo van, con qué ropa, en qué vehículo, y así obtiene datos clave para luego intimidarlos desde otra línea telefónica diciéndoles que los están monitoreando (usan los datos entregados minutos antes al supuesto cliente).
- Posteriormente les piden el número de los familiares con la excusa de verificar que sí sean profesionales y no policías o de la Fiscalía, buscando información sobre el grupo armado en esa zona.
- Ahí es donde se comunican con las familias para pedirles dinero, a cambio de no matarlos, dando la descripción de las víctimas.
- Se aprovechan de que los allegados marcan al celular de la víctima y sale como apagado por la falta de cobertura. El tiempo es limitado para el pago de la exigencia económica en consignación o entrega personal.
- Recuerde, si va a salir de la ciudad informe a sus familiares el trabajo a realizar y lugar donde lo va a llevar a cabo, y active el localizador del teléfono. Esta modalidad extorsiva nació en la cárcel de Cómbita, en Boyacá.