LA PATRIA | Anserma

En pleno corazón del centro histórico de Anserma (Caldas), carrera 4.ª con calle 9.ª, está la casa de Antonio Corrales Giraldo, una casa de tapia construida a finales del siglo XVIII y que, según su dueño, algunas partes se pueden conservar de su estructura original hace unos 200 años.

Este bien es un testigo del estilo de la colonización antioqueña, que llegó a los municipios de lo que es hoy el Gran Caldas y característica fundamental para la declaratoria de Paisaje Cultural Cafetero, de la Unesco.

Decoración típica del Paisaje Cultural Cafetero.

Por fortuna, dice Antonio con gran orgullo, con la restauración de su vivienda les brindan un homenaje a estas viejas casas de tapias, ya que en Anserma no existe norma ni económica ni tributaria para incentivar su conservación. Desde hace rato se critica que el Concejo municipal está en mora para que otros propietarios se motiven y conserven este patrimonio, del que cada vez quedan menos representantes. Son más las demolidas.

Según Antonio, esta enorme casa la compró su papá antes de los años 50 y la familia la ha ido conservando tal como la recibieron, con tapias en tierra y piedra, la madera original en aleros, pisos y balcones, la caña brava y las tejas en barro en el techo.

Pasillo interno.

Esta casa tiene mucha historia. Cuenta que, según lo documentado, en 1916 funcionó allí el Teatro Risaralda cuando solo se proyectaba el cine mudo en blanco y negro.

La restauración tuvo una inversión que supera los $200 millones.

Antonio no oculta su alegría, porque para él se convirtió en una obligación conservar este patrimonio arquitectónico y espera que así siga en el futuro. La obra de restauración lleva más de un año en el que se inmunizan las maderas y se hacen refacciones para impedir el deterioro.

Escalas en madera para ingresar a la vivienda.

La casa tiene en su interior muebles de más de un siglo, camas, armarios 14 escaparates de finas maderas, amplias salas, cuadros antiguos, lámparas que pertenecieron a las abuelos al igual que las camas. Antonio cree que con el paso de los años esta casa se convertirá en un museo y en un atractivo turístico en este Paisaje Cafetero.

Finalmente dice que ha recibido muchas ofertas para que venda la vivienda, pero quienes ofrecen quieren tumbarla y convertirla en propiedad horizontal, y él no quiere ese fin para la que fue la residencia en la que creció.

Los muebles hacen juego con la casa.

Petición

La Alcaldía y el Concejo deberían crear incentivos para promover la conservación del patrimonio arquitectónico, porque por estas casas se pagan impuestos muy altos, como si se trataran de edificios, dice Antonio.

Otra situación que se presenta es que la belleza de la vivienda no se puede contemplar por la maraña de cables en las fachadas.

Una lástima que los cables no permitan ver mejor la fachada.

Una habitación que conserva muebles antiguos.

Calculan que este cuadro tiene más de 100 años.

Así se ve desde un balcón.

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