Sergio Bonilla Galeano, a sus 26 años, ha logrado posicionarse como una figura destacada en el mundo del café en Risaralda. Nacido en Lérida (Tolima), y criado en la región cafetera de Padua, Sergio ha estado vinculado al café desde muy joven. 

Sin embargo, no fue hasta que se estableció en Risaralda hace nueve años que comenzó a explorar profundamente cada aspecto de la industria cafetera, fusionando su formación en administración ambiental con una pasión creciente por el café.

Sergio ha recorrido un camino único en el que ha experimentado prácticamente todas las facetas del café. Desde la recolección de los granos en fincas hasta la preparación y cata de café en laboratorios especializados, ha adquirido un conocimiento integral del proceso. 

Su formación como barista, catador y tostador en el SENA ha complementado su experiencia práctica, permitiéndole entender el café no solo como un producto, sino como un arte que combina ciencia, dedicación y amor por la tierra.

Actualmente, Sergio trabaja en un laboratorio de cafés especiales en Risaralda, donde experimenta con distintos procesos de fermentación y tueste para resaltar las características únicas de cada grano. Es en este espacio donde desarrolla el café "Arábiga", su marca personal que, en poco tiempo, ha logrado ganar reconocimiento a nivel regional. 

"Arábiga" no solo es un café de especialidad; es el resultado de un compromiso con la excelencia que ha llevado a Sergio a ser premiado en varios concursos. Entre ellos, destaca el primer puesto en el Festival de Flores y Cafés Especiales en Dosquebradas, donde su café fue elegido como el mejor de la región y el tercer puesto de Cafés especiales del norte del Tolima y oriente de Caldas en el método de filtrado aeropress. 

Con la calidad de su café, de notas afrutadas y de buen cuerpo, conquistó el paladar de los jurados. A pesar de tener una marca joven, que cultiva en las laderas de la Serranía del Nudo, en Dosquebradas, tiene entre su catálogo café lavado, tipo honey, natural, blend y, la joya de la corona, geisha. 

Pero el trabajo de Sergio no se limita a la producción de su propio café. Él también se dedica a viajar a lugares como Santa Rosa de Cabal y diversas veredas de Dosquebradas, donde trabaja de la mano con caficultores locales. 

Con su conocimiento y experiencia, Sergio les ofrece asesoría para mejorar sus procesos de cultivo y recolección, ayudándolos a obtener un producto de mayor calidad y, por ende, un mejor precio en el mercado. Este enfoque no sólo busca elevar la calidad del café producido en la región, sino también empoderar a los pequeños caficultores, quienes muchas veces desconocen el verdadero valor de su trabajo.

Sergio entiende que el café colombiano tiene un potencial inmenso que muchas veces no se explora en su totalidad. Mientras otros se enfocan en producir en grandes cantidades, él se concentra en la calidad y en el desarrollo de cafés con perfiles únicos. 

Este enfoque lo ha llevado a experimentar con procesos de micro fermentación y fermentación en cáscara, técnicas que permiten desarrollar sabores y aromas complejos en los granos. Por ejemplo, uno de sus cafés premiados se caracteriza por notas de citronela, limoncillo y miel, demostrando que el café colombiano puede ofrecer una experiencia sensorial rica y diversa.

El sueño de Sergio va más allá de producir un café de alta calidad. Su visión a largo plazo es crear una escuela de enseñanza en todas las áreas del café, desde la producción hasta la cata y el tueste. Esta escuela no solo se enfocaría en enseñar las técnicas correctas, sino también en cultivar un respeto profundo por el café como producto y por el proceso que conlleva su creación. 

Sergio cree firmemente que la educación es la clave para que Colombia no solo mantenga su reputación como productor de café, sino que la eleve a nuevos niveles de excelencia.

"Cada taza de 'Arábiga' es el resultado de un proceso meticuloso y un amor profundo por el café", afirma Sergio. Su trabajo, que combina la técnica con la pasión, lo posiciona como un referente emergente en la industria cafetera. 

Con un enfoque en la calidad, la educación y el respeto por la tradición cafetera, Sergio Bonilla Galeano se perfila como uno de los jóvenes más prometedores en la región, con una visión que tiene el potencial de transformar la manera en que se produce y se consume café en Colombia.

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