El diestro Andrés Roca Rey sale a hombros por la puerta grande de la Plaza de Toros de Pamplona después de cortar dos orejas a uno de sus toros esta tarde en la Plaza de Toros de Pamplona dentro de la Feria del Toro de los Sanfermines 2023.

Foto | EFE | LA PATRIA 

El diestro Andrés Roca Rey sale a hombros por la puerta grande de la Plaza de Toros de Pamplona después de cortar dos orejas a uno de sus toros esta tarde en la Plaza de Toros de Pamplona dentro de la Feria del Toro de los Sanfermines 2023.

Autor

PACO AGUADO 

EFE | LA PATRIA | PAMPLONA

El diestro peruano Roca Rey, que repetía ayer en la feria, volvió a salir a hombros de la plaza de Pamplona, ante un público entregado que le premió de nuevo con exceso tras su faena al quinto, pero después de que desaprovechara al bravo segundo de Victoriano del Río, premiado con la vuelta al ruedo y claro candidato a los premios al mejor toro de estos Sanfermines.

Con todo, de no haber tenido que usar varias veces el descabello tras una estocada poco efectiva, Roca Rey le hubiera cortado también las dos orejas a ese gran ejemplar, a tenor del entusiasmo con que en este coso se jalean todas sus faenas, sean del corte que sean, sólo que esta que le hizo a "Forajido", que así se llamaba el toro, no estuvo a la altura de las circunstancias.

Suelto de carnes, largo de viga -de ahí sus 580 kilos-, degollado de papada y estrecho de sienes, el toro salió al ruedo comiéndose ya los capotes por abajo, deslizándose con suavidad y entrega en sus largas y templadas arrancadas, igual que luego empujaría con fuerza de verdad bajo el peto a la hora de tomar dos fuertes puyazos.

Y aún se creció más "Forajido" tras la suerte de varas, pues tras tomar aire, embistió codicioso en banderillas, hasta poner en apuros a la cuadrilla del peruano, que, extrañamente, no quiso brindar al público una faena que abrió en los mismos medios, adonde el toro llegó galopando con absoluta entrega.

Para el torero, la mejor de las muchas virtudes de este gran ejemplar de Victoriano del Río fue la profundidad de unas arrancadas que se prolongaban muy humilladas dos o tres metros más de donde marcaba Roca Rey, que, en el toreo fundamental, entre largas pausas, no hizo mucho más que acompañarle las inercias con cierta ligereza, sin llegar a apurarlo ni a gustarse tanto como le facilitaba el animal.

Así que, buscando pronto la distancia corta, donde se encuentra más cómodo, y junto a la pala del pitón, fue al final cuando logró llegar a los tendidos, redondeando el trazo o adornándose con luquecinas, sin que "Forajido" dejara de embestir con esa profunda clase que regalaba. En esta plaza, y como va la feria, le hubieran premiado por ello, pero, la evidencia es que fue el toro el que lo puso casi todo, y por eso, con toda justicia, se le dio la vuelta al ruedo en el arrastre.

Sí que le cortó Roca esos dos trofeos al quinto, un sobrero muy terciado que se tapaba por los pitones y que tuvo también una pacífica y duradera movilidad, ante la que el torero de Lima estuvo algo más asentado de plantas pero igual de ligero de muñecas, dentro de un trasteo estándar que remató con el "arrimón" populista que nunca le falla ante este público, y con una estocada baja que ya de por sí desmerecía tanto premio.

Otra oreja, muy barata, le dieron a Tomás Rufo del otro toro con calidad de la corrida del hierro madrileño, que fue el tercero. Aunque este duró menos, pues acabó rajándose hacia las tablas, aún repartió quince o veinte arrancadas humilladas y nada exigentes, abriéndose en los muletazos amontonados y de escaso temple con los que el toledano tampoco llegó a aprovecharlo.

Ya con el sexto, alto, desrazado y sin voluntad alguna de emplearse, Rufo se alargó en un opaco empeño mientras los tendidos hacían la futbolística ola que aquí no parece tan fuera de lugar.

Por su parte, Emilio de Justo le hizo un trasteo de mérito al muy serio toro que abrió plaza, pues con buena técnica le sacó muletazos cortos pero muy limpios, evitando sus constantes cabezazos, e incluso le logró robar una tanda estimable al natural, mientras que con el desfondado y cansino cuarto, el extremeño se puso con menos fe para, al menos, cubrir el expediente.

Ficha del festejo

Seis toros de Victoriano del Río (el quinto, como sobrero, con el hierro de Toros de Cortés), con aparato en las cabezas y muy dispares de hechuras y volúmenes. Corrida de "tres y tres", con un primero áspero, un desfondado cuarto y un sexto desrazado. El resto tuvo nobleza y calidad en la muleta. Destacó especialmente el segundo, "Forajido", de 580 kilos, de incansable y enclasada bravura, que fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Emilio de Justo, de corinto y oro: media estocada y descabello (silencio tras aviso); pinchazo y estocada baja (silencio).

Roca Rey, de carmesí y oro: estocada perpendicular y cinco descabellos (ovación tras dos avisos); estocada baja (dos orejas). Salió a hombros por la Puerta del Encierro.

Tomás Rufo, de magenta y plata: estocada delantera desprendida (oreja); estocada caída delantera (silencio).

Entre las cuadrillas, Germán González y Manuel Jesús Espartaco se agarraron en dos buenos puyazos a primero y sexto, y Antonio Chacón bregó con temple con el quinto.

Noveno festejo de la feria de San Fermín, con lleno (unos 20.000 espectadores) en tarde agradable. 

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