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Mapa sobre el conflicto en Nagorno Karabaj.
Farid Gajramánov y Mijaíl Vignanski
EFE | LA PATRIA | Bakú/Tiflis
Azerbaiyán impuso ayer su voluntad a Nagorno Karabaj, enclave habitado por armenios que aceptó su propio desarme como condición para el cese de las hostilidades tras apenas 24 horas de una operación militar azerbaiyana.
Las autoridades karabajíes aceptaron también participar hoy en negociaciones para la integración de ese territorio en Azerbaiyán, en lo que parece una capitulación en toda regla.
De esta forma, la autoproclamada república de Nagorno (Alto) Karabaj firmó su propio acta de defunción tras 32 años de existencia, ya que proclamó su independencia en 1991, poco antes de la desintegración de la Unión Soviética.
Rusia, teórico garante de la seguridad en el Cáucaso Sur, se mantuvo al margen del conflicto, lo que le ha granjeado duras críticas de Armenia, que acusó de inacción a las fuerzas de pacificación rusas.
La situación para Nagorno Karabaj, que ya había perdido una tercera parte de su territorio en la guerra de 2020, era insostenible después de que el enemigo hubiera roto la víspera sus defensas en varios sectores con ayuda de ataques masivos de su artillería y aviación.
"Nagorno Karabaj no tenía y no tiene recursos para defenderse ante Azerbaiyán. Los armenios del Karabaj debían combatir hasta el final o rendirse, y es evidente que optaron por la segunda opción para evitar su completa eliminación. Se puede decir que Azerbaiyán ha solucionado el problema del Karabaj", comentó Amirán Salukvadze, general de brigada georgiano.