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Milan Kundera, falleció el martes a los 94 años.
GUSTAVO MONGE
EFE | LA PATRIA | PRAGA
Milan Kundera es el escritor checo más popular desde Franz Kafka y, pese a ello, tuvo una difícil relación con su país natal, hasta el punto de escribir en francés y negarse a revisar las traducciones al checo de sus obras. Se convirtió en los últimos 30 años en un autor casi invisible, un asceta silencioso recluido en su céntrico piso de París, alguien que rehuye a los periodistas y las declaraciones públicas.
Nació en Brno en una familia de poso intelectual, su padre Ludvík era un célebre pianista, y la música ha tenido una gran influencia en su prosa. En Praga, se formó como guionista y luego impartió clases de Literatura Mundial y Estructura de la Novela en la Facultad para el Cine y la Televisión.
Prosista, poeta, dramaturgo y ensayista, empezó a ser conocido en los años 60 como autor teatral El dueño de las llaves y Bobada), pero acabó consagrándose como novelista La broma y El libro de los amores ridículos. Desde sus primeras novelas, el humor, la ironía y la reflexión sobre la memoria, el paso del tiempo, el exilio y la frágil condición humana han sido sus señas de identidad.
En su ensayo El arte de la novela se declara admirador de Miguel de Cervantes, a quien considera no sólo el creador de la novela con su Don Quijote sino también de la modernidad.
La sátira política del comunismo estalinista que retrató en La broma le valió el reconocimiento con el Premio de la Unión de Escritores Checos, pero con la reinstauración de un Gobierno fiel a la URSS se le vetó como escritor.
Kundera se exilió en Francia en 1975 y publicó en checo -en una editorial de Toronto- sus obras más conocidas como El libro de la risa y el olvido, La insoportable levedad del ser y La inmortalidad.
La insoportable levedad del ser, una novela que ha marcado a varias generaciones con sus reflexiones sobre el amor y el eterno retorno, ha sido su mayor éxito comercial, aunque solo se publicó en 2006 en República Checa.
Su pasado checo le ha perseguido con alguna polémica, como si fuera el personaje de alguna de sus propias novelas. En 2008, el Instituto checo para el Estudio de los Regímenes Totalitarios le acusó de delatar en 1950 a un espía que acabó durante 14 años en prisión.
Obras más importantes
Octavio Escobar Giraldo, escritor
La novela que más recuerdo es La insoportable levedad del ser, por la historia que cuenta, por la forma en que está narrada, y por la trascendencia que tuvo para varias generaciones a finales del siglo XX. Pero es importante decir que El arte de la novela y Los testamentos traicionados son dos libros teóricos fundamentales para la cultura contemporánea, en particular para la literatura.
Orlando Mejía Rivera, escritor
En novela, me quedo con La insoportable levedad del ser, creo que fue una de las primeras novelas del siglo XX que revela de alguna manera primero la situación de los totalitarismos no explícitos, sino implícitos, a través de personajes que saben que van a ser agobiados por poderes que incluso no son capaces de identificar, pero están ahí. El otro es su primer libro de ensayos que se llamó El arte de la novela, otra manera de escribir sobre las novelas, desde la condición de novelista. No se me olvidan los fragmentos que tiene sobre lo que él denomina cuál es el verdadero poder de la literatura y él dice que todo lo convierte en algo incierto y relativo por el humor negro que atraviesa la narrativa.
Leonel Orozco Benavides, dueño de Leo Libros
Para mi es La insoportable levedad del ser, donde un médico a través de su relato está poniendo en contexto el modelo socialista de Checoslovaquia en ese momento y como lo hace reflexionar a uno frente a la vida porque eso es lo que hace cuando lo echan del hospital, tiene varias amantes y a través de ellas va recordando su vida. Lo leí de adolescente que de pronto ni lo entendí, ya más grande empieza uno a mirar como ese pasado y toda esa vida que uno ha tenido.