El edificio de la escuela Juan XXIII, en Manizales, tiene más de 100 años. Los procesos de restauración incrementarán 300 años más su vida útil. 

Fotos | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA 

El edificio de la escuela Juan XXIII, en Manizales, tiene más de 100 años. Los procesos de restauración incrementarán 300 años más su vida útil. 

LA PATRIA | MANIZALES

LA PATRIA visitó los trabajos que se hacen para la restauración de la escuela Juan XXIII. El recorrido se hizo con la arquitecta residente de la obra, Eleonora Alejandra Álvarez Pinilla.

Ella cuenta que, aparte de los trabajos en el edificio, se le agregó una nueva construcción en acero y cemento en la parte posterior, hacia la avenida Paralela.

Agrega que trabajan con maderas para diferentes fines, dependiendo del uso que se les vaya a dar. Estas tienen especificaciones: pueden medir entre 4 y 10 centímetros (cm) de ancho, de 10 a 20 cm de alto y entre 4 y 6 metros de largo, dependiendo del proveedor.

 

Equipo humano

El director del proyecto, el arquitecto pereirano Jorge Martínez, es experto en el tema de la restauración. Ha trabajado en todo el país y tiene un equipo de carpinteros que ha venido formando desde hace al menos 20 años.

Estos carpinteros “antiguos” trabajan con jóvenes a los que les trasmiten el conocimiento, porque –según Martínez– hoy en día encontrar personal especializado es complicado, debido a que restaurar no es una actividad tan común en el país. En el proyecto hay personal de Santa Rosa de Cabal (Risaralda), Pereira y Manizales.

Para la arquitecta Álvarez, después de concluidos los procesos de restauración, este edificio podría tener una vida de 300 años.

 

Historia de la Juan XXIII

  • La construcción se hizo entre 1912 y 1915.
  • Entre 1915 y 1943 funcionó allí el Instituto Universitario de Caldas.
  • Desde 1943 hasta 1963 albergo a la Universidad Popular (actual Universidad de Caldas).
  • Entre 1963 y el 2010 tuvo entre sus muros la escuela Juan XXIII y el colegio Alfonso López Pumarejo.
  • Es monumento Nacional de Interés Cultural desde 1984.
  • En la última década, por el deterioro del edificio, se instaló una acción popular para lograr su restauración. Los accionados son el Municipio de Manizales y el Ministerio de Cultura, que hoy tienen los presupuestos para su ejecución.
  • En el 2021 entró en ejecución la fase I del centro cultural.

 

Cara y sello de la restauración*

La restauración de la edificación donde funcionó la escuela Juan XIII, en Manizales, ha originado una gran controversia en la que los contradictores se quejan por el “gasto inoficioso en un edificio viejo y obsoleto”, mientras los defensores argumentan que por ser “la mayor construcción hecha en bahareque existente en Latinoamérica, además de hacer parte de la historia de la ciudad, vale la pena conservarla”.

Dos profesionales de la Arquitectura: Jorge Enrique Robledo Castillo y Héctor Jaramillo Botero, con una amplia trayectoria profesional en el ramo, hacen parte de los grupos de defensores y contradictores del proyecto.

 

Jorge Enrique Robledo Castillo

Manifiesta beneplácito porque le hayan puesto atención al inmueble. Recuerda que además fue sede del Instituto Universitario, un reconocido colegio que funciona contiguo a la edificación.

“Es un edificio que para la arquitectura de bahareque es muy importante, por eso vale la pena preservarlo y salvarlo, porque ahí hay un hecho arquitectónico único en el mundo. Además tiene una particularidad, que en su mejor momento -lo dicen las fotos- tuvo la fachada principal forrada con láminas metálicas troqueladas. Es una tipología que se llamó bahareque metálico, como sucedió con la Gobernación de Caldas y como sucede con la iglesia de La Inmaculada, que si se mira la parte alta es una estructura de madera, pero forrada en láminas metálicas troqueladas”.

Le parece un gran acierto proteger esa arquitectura porque es uno de los fenómenos culturales más importantes del antiguo Caldas y un fenómeno de importancia universal, no tiene igual en el mundo. “Hay otros edificios, pero este es único, preservarlo tiene una gracia. Europa o Estados Unidos están llenos de edificios muy antiguos que reflejan el momento histórico que vivieron. El hecho de ser construido en madera y guadua -un tipo especial de arquitectura que aquí se desarrolló muchísimo- le da un valor más notable”, agrega.

Considera desenfocados y faltos de conocimiento e información a quienes critican la restauración del inmueble.

 

Héctor Jaramillo Botero

Es urbanista con especialización en restauración de monumentos y conjuntos monumentales, ganador del concurso de diseño de la Plaza de Bolívar de Manizales -entre otras obras de la ciudad- y quien se ha opuesto a la restauración de la Juan XXIII por los problemas que, según él, tiene el bahareque.

“Es altamente combustible, fácilmente vulnerable a las patologías que atacan la madera, genera espacios fríos, es también muy sensible a los terremotos. Aunque fue una solución interesante en su tiempo, aprendí que lo que no ofrecía seguridad había que cambiarlo. La edificación está en un sitio privilegiado de Manizales, ¡es el lote más costoso que puede haber en la ciudad, y por su ubicación se convierte en un mojón de referencia importante!”.

Dice que en ese sentido sí debe haber allí un museo, una biblioteca, etc., pero en un edificio moderno, con toda la tecnología y bien simbólico. Cree que si se hubiese pensado en una demolición para usar el terreno, se debería haber hecho una reproducción en maqueta de la obra existente, en la que se pudieran ver todos sus detalles, donde se mostrara en qué consistía su sistema constructivo y así aprovechar para enseñar a las nuevas generaciones lo que fue la construcción en bahareque y lo que significó para la ciudad, todo ello dentro de un recorrido por un moderno espacio con todos los requerimientos tecnológicos del momento.

*José Wilmar Jaramillo, arquitecto.

[email protected]

 

El impranol da color y resistencia a las maderas expuestas al sol y al agua, como las vigas soleras y los pies derechos.

 

Hay dos especies de maderas con las que se trabaja en este proceso de restauración del colegio: el chanul (para vigas soleras y pies derechos) y el sapán (para el enchapado del piso).

 

En la imagen se muestra el daño que hacen los xilófagos como el comején y gorgojo a las maderas. En el trabajo de restauración las maderas utilizadas son inmunizadas.

 

Rigoberto Marín es uno de los maestros que trabaja en la restauración. Hizo la transición del cemento a la madera hace 7 años cuando entró a trabajar con el arquitecto Jorge Martínez. La responsabilidad que tiene en el proyecto de la Juan XXIII es la restauración del techo del costado occidental.

 

El trabajo de restauración se hace a mano y con herramientas manuales para que no se pierdan el conocimiento ni la tradición.

 

Este es el aspecto de la obra de restauración del colegio. Se ven los tres pisos del edificio y el progreso en el que van.

 

Desde que se inició la obra de restauración en el 2021 han trabajado 300 personas y hoy hay 100 en el proceso de recuperación.

 

La esterilla de la guadua está siendo cubierta con malla para luego ser cubierta con cemento, simulando el trabajo del bahareque.

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