Foto | Freddy Arango | LA PATRIA
Actualmente han realizado siete obras de teatro. La más reciente fue Pinocho.
LA PATRIA | MANIZALES
En 35 años de trabajo, Alberto Jaramillo Echeverri no tiene una cifra exacta de cuántos menores han pasado por la Fundación Niños de los Andes. Sin embargo, sí recuerda las primeras sedes que ocupó antes de llegar a la vereda El Arenillo, zona en la que están situados actualmente y que alberga a 135 niños y niñas de diferentes municipios de Caldas los 365 días del año.
"Nacimos en 1988 en el basurero municipal. Atendíamos niños en prevención. Les hacíamos su Primera Comunión, actividades lúdicas y, después de trabajar un año, en el cementerio San Esteban vimos cinco niños durmiendo en la calle. En Bogotá ya existía la Fundación con su personería jurídica y llamé a Jaime (fundador de la organización) y le dije que quería montar una casita en Manizales para atenderlos. Empezamos a trabajar con ocho niños en una casa de mi papá en el Centro. Llegaban a las 8:00 a. m. y se iban a las 6:00 p. m. Tenían desayuno y con voluntarios recibían talleres de valores, de formación, recreativos, Éramos un familia pequeña", dijo Alberto, director de la sede en Manizales.
Foto | Cortesía | LA PATRIA
La sede situada en la vía La Linda.
De Villamaría a El Arenillo
Por su labor conoció a María Elena Londoño de Trujillo, reconocida en la época por repartir la merienda, quien les ofreció unos camarotes y por eso los menores empezaron a dormir en la sede. Después se mudaron a Villamaría y allí estuvieron un año, hasta cuando los dueños de la casa les solicitaran el inmueble.
Ante esto, Londoño de Trujillo les habló de una casa cerca al Hospital San Isidro. "Era una marranera. Tenía cuartos pequeños y la adecuamos como pudimos. Ahí estuvimos seis años hasta que apareció José Rubio López Montes, miembro del Club de Leones, de la Sociedad de Mejoras Públicas, quien me dijo que había posibilidad de conseguir un espacio para nosotros en El Arenillo. Venimos seis veces con voluntarios y construimos la Fundación. Solo tenía la piscina, un kiosco, la cancha de fútbol y juegos infantiles".
Alberto Jaramillo Echeverri, desde hace 35 años, es el director de la Fundación Niños de los Andes.
Población
Los 135 niños que están en la Fundación solo pueden salir de esta para actividades educativas. Hacen el bachillerato con la Institución Educativa Adolfo Hoyos Ocampo hasta noveno. Décimo y undécimo lo hacen en una institución en Morrogacho.
48 personas, incluidos voluntarios, cuidan y forman a los menores en la Fundación Niños de los Andes. Allí los involucran en programas relacionados con artes escénicas, huertas, compostaje. También los incluyen en actividades recreativas en la piscina, en la cancha de fútbol, de baloncesto o en el gimnasio. Asimismo, cuentan con dos hectáreas de bosque, por lo que pretenden conocer más sobre el avistamiento de aves para vincular a jóvenes y capacitarlos.
Según Alberto, la población se divide en dos: vulnerable, niños que tienen familia, y adoptable, hijos del Estado. En este último caso, un defensor de familia hace de padre. "Los procesos de vulneración cada vez son más cortos. Los niños adoptables tienen la ventaja de hacer un técnico o una carrera universitaria, entonces ya no estudian acá porque el transporte es más complicado desde el Centro por la noche y por eso salen a otra institución del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para estudiar", comentó.
De exaltar
Algunos egresados de la Fundación están en Chile, Brasil o Estados Unidos. Otros viven en Manizales o en otros municipios de Caldas y son reconocidos por el ejercicio que realizan dentro de sus comunidades. Por ejemplo, Alberto mencionó a Rubén Obando, quien fue candidato al Concejo de Manizales, a Titanes Caracol y es cofundador de la Fundación Like por la Vida, encargada de trabajar por la salud mental, y actualmente es formador de la entidad.
Otro egresado es Oliver Pescador, quien perteneció a la Fundación 16 años y al culminar sus estudios se mudó a Norcasia para promover el turismo en esa zona, específicamente en el río La Miel. Ahora cuenta con una empresa constituida que conocen varios de los menores de la Fundación al ser invitados por Oliver. A la lista se suma José Luis Saldarriaga, fundador del Club de la Pelea en Manizales, quien también fue formador en la entidad.
Visualización
Alberto anotó que después de 35 años de trabajo visualiza el espacio de la Fundación Niños de los Andes como un sendero mágico, con un bosque nutrido de varias especies con el fin de poder traer gente y hacer avistamiento de aves. "Tenemos muchas especies migratorias. Hemos trabajado duro y por eso vemos que puede haber potencial para que la Fundación se apoye con los ingresos del sendero mágico y del bosque natural".
Al final se imagina a unos niños vinculados más con el teatro, con la danza y con la música. "Soñamos con que todos sus sueños sean apoyados por la gente que quiera colaborarles para cumplirlos".
Voluntariado
Las personas que quieran hacer su voluntariado con la Fundación Niños de lo Andes de Manizales deben contactarse con la entidad y cumplir varios requisitos. Entre ellos, diligenciar un formulario en el que especifican qué servicios quieren prestar, consulta de antecedentes disciplinarios y el aval de la supervisora de la entidad, quien aprueba el ingreso.
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