Fotos | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA
La dinámica comercial de la Galería se desarrolla desde las dos de la mañana y va hasta la cuatro de la tarde. En ese espacio de tiempo llegan personas con diferentes actividades.
LA PATRIA | Manizales
Mucho antes del despertar de la gente para ir a sus trabajos, en la Plaza de Mercado de Manizales ya hay movimiento. Allí llegan a trabajar desde las 2 de la mañana para cargar y descargar mercancía, preparar comida, poner los negocios a punto para la jornada. De este se abastecen muchos establecimientos de la ciudad. Faena.
Fabio Valencia es uno de los comerciantes que tiene un local en el pabellón central de la plaza y su trabajo es vender carbón y cítricos. Anda acompañado de su perro Scott y a la plaza llega a las 4 de la mañana, para empezar a recibir los productos para su negocio.
Juan Pablo Alzate trabaja como cotero y carretillero desde hace cuatro años. Normalmente llega a las 4 de la mañana. En su carreta transporta generalmente productos agrícolas. El día de la foto transportaba unos 500 kilos de papa. En su trabajo también se necesita un ayudante para que le empuje y cargue, él es su amigo Óscar Ospina. Ambos con su trabajo mantienen a sus familias.
Carlos Alberto Cubides y Gregorio Antonio Herrera Ospina son dos adultos mayores que trabajan en el sector de los 'agáchese'. Ellos venden ropa y zapatos. Este comercio solo les da para vivir el día a día. Su trabajo comienza a las 5 de la mañana y laboran hasta el mediodía, porque después de las 2 de la tarde la plaza se pone desierta y esto es una consecuencia de la pandemia.
María Esperanza Osorio Sánchez, comerciante del sector del Sótano, llega a su lugar de trabajo a las 4 de la mañana. Ella es mayorista, compra y vende productos agrícolas que llegan de Ipiales (Nariño), de Corabastos (Bogotá) y de otros sitios, que negocia en el municipios caldenses como Aranzazu, Neira y Villamaría. Vende arveja, zanahoria, repollo colorado, lechuga, mora, brevas, entre otros.
Ana Isabella Maestre, venezolana, llegó hace tres años a Manizales, en octubre del 2019, y se dedica al comercio informal vendiendo tinto y bebidas calientes. Se levanta a las 2 de la mañana a preparar las bebidas y trabaja hasta las 11 de la mañana. Del producido de estas ventas sostiene a su familia.
José Raúl Valencia y su hijo Mario Fernando son dueños de un motocarro, que al padre le dieron cuando en Manizales cambiaron las carretillas tiradas por caballos por estos vehiculos, en una campaña de la Secretaría de Medio Ambiente de Manizales en el 2013. El trabajo como zorrero duró unos 30 años y su último caballo se llamó Palomo, que terminó sus días en una finca. Hoy, el motocarro sostiene a una familia de ocho personas.