Fotos | Freddy Arango | LA PATRIA
La reparación de las torres empieza con un proceso de raspado. Agregan una emulsión especial para este tipo de construcción, continúan con un soplete a gas con el que fijan un manto asfáltico plateado de tres milímetros para luego ser pintado de blanco.
Para los transeúntes están pintando el templo, pero para Armando Sánchez, el maestro de obra encargado, es la restauración de las torres, que consiste en un tratamiento de impermeabilización. Comenzaron con la identificación de los sitios con humedades para luego cambiar las maderas que se encontraban en mal estado.
Armando Sánchez explica: "Se trabaja con emulsión y manto asfáltico y después pintamos con una pintura especial, se está trabajando con los mejores productos que existen en el mercado. La idea es que estas nuevas generaciones en 50 o 100 años puedan seguir apreciando las torres de La Inmaculada. Es una inversión que inicialmente no se sabía a ciencia cierta de cuánto iba hacer porque no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar, pero ya pasa de los $200 millones".
El órgano digital que se inauguró en el 2018 también está siendo reparado en su estructura con molduras para darle una armonía con la madera del interior del templo. Calculan un mes más de trabajo en las torres con el propósito de continuar con la fachada.
Jhon Jairo Mejía Vargas es la primera vez que tiene la oportunidad de trabajar restaurando las torres de un templo. "Se siente un vértigo muy bueno, se ve toda la ciudad. Me toca impermeabilizar las torres con un manto asfáltico y pintarlas para que queden impermeabilizadas y no entre el agua por muchos años".
"Utilizamos todos los elementos de protección en alturas como arnés, casco, gafas", dicen los hermanos Gabriel y Jesús González que junto con el maestro de obra son los encargados de la restauración.
Reparan maderas respetando la arquitectura original.
La Basílica tiene un órgano digital adquirido por el sacerdote Sigifredo Ortiz, reconocido por sus serenatas después de terminar de oficiar las misas. Es el primer órgano en este modelo que llegó a Latinoamérica. Utilizan molduras de madera para sellarlo y que quede acorde al estilo del altar.
El techo es de teja de barro, la estructura de las torres en madera cubiertas de lámina. "Esta se corroe al caerles agua, pero siendo una madera tan fina no le ha entrado el comején sino que el agua la pudrió, se reemplazaron muchas maderas por nuevas", comenta Juan Sebastián Palacio, organista de la Inmaculada.