LA PATRIA | MANIZALES *
La reproducción de los hipopótamos traídos al país por el narcotraficante Pablo Escobar se ha convertido en un problema para los habitantes y la fauna y flora del Magdalena Medio. Por ello, desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible han iniciado procesos de esterilización. No obstante, expertos de la Universidad Nacional de Colombia aseguran que la cacería de control es una de las opciones más viables hasta el momento.
La proliferación descontrolada de estos animales se debe a que en Colombia no tienen depredadores naturales, y en cambio, sí tienen acceso constante a alimentos y condiciones climáticas favorables, diferentes a las de África subsahariana –de donde es autóctono–, una región que afronta intensas temporadas de sequía que sirven para controlar la población.
Esta semana, la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, anunció el inicio de la fase de esterilización quirúrgica, con la que se pretende esterilizar a 20 individuos en lo que resta de este año, y se espera que para próximos años el número aumente a 40. Cada una de estas intervenciones le cuesta al país 40 millones de pesos.
Hugo Fernando López Arévalo, profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), indicó que aunque esta acción forma parte de una de las estrategias del Plan de Manejo y Control del Gobierno nacional, no aborda el problema de raíz y además representa un costo elevado .
“El plan de esterilización está aportando muy poco a los dos indicadores principales, que son: disminución del número de individuos y de su área de distribución en el país. La cacería de control se contempla en nuestra legislación, hay que hacer un plan de manejo de esta actividad y ejecutarlo”, expresó López Arévalo.
“Entre las estrategias más costo-efectivas, es decir que pueden representar costos más bajos y tener mayor impacto, está la cacería de control, en especial en las zonas en donde los animales están libres, ocasionan más problemas y se están dispersando. Su puesta en marcha llevaría acciones y movilizaciones específicas”.
En 2022, Minambiente, el Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la UNAL y el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt firmaron un convenio que dio lugar a un estudio para prevenir, controlar y manejar la especie. En el documento final se plantean estrategias que incluyen la cacería de control, el confinamiento, el traslado fuera del país, y medidas de esterilización tanto física como química.
Según el profesor López, en esta instancia los esfuerzos de Minambiente se deberían dirigir a combinar y aplicar estas estrategias de manera integral, además de adaptarlas a las distintas áreas geográficas donde se encuentran los hipopótamos.
“Cuanto más tiempo tardemos en tomar esta decisión, más elevados serán los costos futuros para el país, y más riesgos tanto para la vida y propiedad de los colombianos como para los ecosistemas naturales”, reiteró el académico.
¿Qué tan viable es el traslado?
Aunque varias entidades del Estado están interesadas en avanzar en esta estrategia, para estos casos existe una normatividad internacional que encierra a varios países y que pone ciertos obstáculos para que un proceso como este se dé con mayor celeridad.
“Esta opción se debería plantear para los países que tengan mayor viabilidad, pues en algunos la autoridad ambiental no avala a las personas o a la institución que está pidiendo el traslado, así tengan los fondos necesarios para hacerlo, como por ejemplo México. Por el contrario, en República Dominicana sería factible, si se cuenta con todos los requisitos”, comenta el profesor López.
Así llegó esta especie al país
En la década de 1980, el narcotraficante Pablo Emilio Escobar Gaviria, jefe del entonces Cartel de Medellín, trajo ilegalmente 4 hipopótamos de un zoológico de Estados Unidos para su zoológico privado en la Hacienda Nápoles, ubicada en el municipio de Puerto Triunfo (Antioquia), justamente la zona más afectada por el incremento en la población de estos animales.
Después de la muerte de Escobar, aunque los animales quedaron abandonados se siguieron adaptando al hábitat y con el paso de los años se han reproducido rápidamente. En algunos informes se han registrado cerca de 169 individuos y se estima la presencia mínima de 181.
*Con información de la Universidad Nacional de Colombia.