Existen ocasiones donde la inspiración deja de visitarnos y las ideas no fluyen de la manera acostumbrada, cuando esto sucede conviene descansar, renovar las fuerzas y seguir avanzando con fe por el camino de la existencia, con todos los desafíos que ella nos presenta.
Dada la época sentí de nuevo deseos de expresarme por este medio. Entendemos que estas festividades, volvemos a ver las multitudes en las ciudades, correr de aquí para allá, comprando regalos, en francachelas, comilonas y de más; mientras otros deambulan sin rumbo, sin familia. Sin hogar, unos presos en el cuerpo, otros en el espíritu, entre otras necesidades.
Algunos en cambio se quedaron alimentando rencores del pasado, criticando a los líderes y gobernantes de turno, incrementando su ceguera espiritual que les impide apreciar la virtud que existe en todos, a pesar de los errores.
Claro que hay muchos seres, que se han hecho conscientes en pleno siglo 21, que el mejor regalo en estos tiempos convulsos y de cambios estructurales, es la paz espiritual, así como el dominio propio, fundamental para celebrar con mesura y experimentar el verdadero sentido de la natividad.
Seguramente hoy 24 de diciembre, en muchos de nuestros hogares, estemos recordando a los seres queridos, que ya no nos acompañan en esta dimensión material y nos brindaron ayuda en nuestro crecimiento como seres humanos.
Ya para culminar aprovecho la ocasión para elevar una plegaria al altísimo por el eterno descanso del doctor Nicolás Restrepo Escobar, hombre insigne y exdirector de nuestro diario de casa, por más de dos décadas. Fortaleza a todos sus familiares.
Deseando a todos mis familiares y amigos, que en esta época nuestros corazones se llenen de calidez, amor y perdón