Nunca he estado en Arauquita pero cuando escucho ese nombre pienso en la frontera con Venezuela y en el ELN. Arauquita tiene 45.000 habitantes y suele llegar a los titulares de prensa por hechos graves. La violencia, como sabemos, ha sido nuestra principal clase de geografía: si podemos ubicar a Bojayá, El Salado, Trujillo o Mapiripán es por las historias de horror que ocurrieron allí. Lo mismo pasa con Arauquita: secuestros, desapariciones y falsos positivos han sido titulares de ese municipio ubicado a dos horas y media de Arauca, la capital del departamento.
Ayer Arauquita vivió una fiesta que sueño para Salamina, Riosucio, Pensilvania, Aguadas o cualquiera de nuestros municipios. El Fondo de Cultura Económica (FCE), institución editorial del Estado mexicano, inauguró este sábado la librería “Carmentea, cantar del Llano” en alianza con la Alcaldía de Arauquita. El gobierno municipal puso la sede y el FCE se encargó de la adecuación y dotación del local. Quienes conocen el Centro Cultural Gabriel García Márquez en Bogotá saben lo hermosas que son las librerías del Fondo, y a partir de ahora Arauquita cuenta con un espacio en el que el personal del Fondo no sólo vende libros, sino que realiza talleres de promoción de lectura para niños y adultos.
Ésta es la primera librería del departamento de Arauca. En octubre la Cámara Colombiana del Libro dio a conocer el directorio de librerías del país y según la consulta que hice este viernes hay 502 librerías en 52 municipios de 25 departamentos, contando a la nueva librería que abrió ayer.
Según el listado, que no incluye las librerías de libros usados, Pereira tiene siete librerías, Armenia seis y Manizales 12, entre las que están Leo Libros, Ágora, Insspíre (con dos locales en centros comerciales), Libélula (con sedes en Manizales y Armenia), la de la Editorial de la Universidad de Caldas, Panamericana y otras especializadas en libros religiosos y jurídicos.
¿12 son muchas? Depende de con quién nos comparemos. Arauquita ya tiene librería y ningún municipio del Eje Cafetero, distinto a sus capitales, aparece en este directorio. Bogotá tiene 200, Medellín 92, Cali 31, Barranquilla 21 y hay 14 en Bucaramanga y Cartagena. Antioquia tiene 121 librerías, 29 de ellas por fuera de su capital. De hecho, en el ranking de número de librerías por cada 100.000 habitantes Envigado aparece en el primer lugar, con 5,2. Le siguen Tunja, Rionegro, Medellín y Manizales, que ocupa el quinto lugar.
En estos días leí “La librería en la colina”, una pequeña joya escrita por la poeta italiana Alba Donati, quien cuenta en su libro una historia real: en diciembre de 2019 abrió Sopra la Penna, una librería preciosa en Lucignana, un pueblito al norte de Italia, en donde viven tan solo 180 personas. En un aparte de su obra aconseja que para montar una librería se necesitan 30.000 euros en libros, estar atento a las ayudas que ofrecen los gobiernos regionales y ser muy activo en redes sociales porque es allí donde están los nuevos lectores. Sopra la Penna, con un público tan exiguo, vende por Internet, atrae a lectores de pueblos vecinos, sobrevivió a la pandemia, a un incendio y hoy es un atractivo turístico del pueblo.
Acá no abundan personas con 30.000 euros (más de $130 millones) para invertir en librerías y tampoco hay ayudas municipales. Pero aun así, y a pesar de que a cada rato se anuncia la muerte del libro, las librerías subsisten porque son un jardín de los deseos, un espacio imprescindible para el goce y la oxigenación del pensamiento. Su presencia alimenta el surgimiento de nuevos lectores.
Yo fui temprana visitante de la Librería Palabras en sus sedes del centro y del Cable, hasta que cerraron sus puertas, y ahora soy cliente frecuente de Leo Libros, en donde Leo, su librero, siempre ofrece una charla cálida y generosa. En Bogotá abundan las librerías que programan “la hora del cuento” y espacios de promoción de lectura para niños desde los 6 meses, así como talleres y tertulias para adultos. Arauquita goza desde ayer de esa posibilidad y yo no puedo más que celebrar esta noticia extraordinaria. Una nueva librería es un acontecimiento explosivo: detona la aparición de un nuevo mundo, lleno de puertas para abrir.