Sin esconder sus propósitos y los instrumentos para lograrlos, Petro llama a sus seguidores a no perder tiempo para elegir un gobierno progresista en el 2026, bajo el eslogan “volver lícito lo ilícito”, porque ese es el camino hacia la verdadera paz. Semejante propuesta la lanzó en la entrega de un predio que tenía la Sociedad de Activos Especiales SAE, en Buenos Aires, Cauca, con el cual se pretende poner en marcha un proyecto productivo para favorecer a las víctimas, según un comunicado de la Presidencia. En palabras del primer mandatario, la diferencia entre lo lícito y lo ilícito es una “ i ”, de este tamaño son sus desvaríos. En su loco afán por desaparecer esta vocal de la palabra “ilícito”, a través de su ministro Velásquez de la cartera de Defensa, acordó la entrega de El Plateado a Mordisco, haciéndonos ver que el debilitamiento de la Fuerza Pública no es de este Gobierno, sino de los anteriores, para lo cual no ha tenido inconveniente alguno en borrar la cúpula militar, profesionalmente preparada para enfrentar los grupos subversivos y delincuenciales, y reemplazarlos por mandos inferiores, sin la adecuada instrucción y capacitación, para someterlas de esta manera a la humillación de empoderadas organizaciones criminales, que día a día se toman el país. Con el fallido intento de poner de su lado a la directiva del Consejo Gremial, en el que se impuso Bruce Mac Master, no afecto a sus propósitos, logra poner en marcha una alianza con el sector privado, que produce desazón y desconfianza, pues, es la entrega de los cacaos al Gobierno, materializado por Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente del Grupo Aval e hijo del magnate Luis Carlos Sarmiento Angulo, al formalizar la alianza “Misión La Guajira” el pasado 14 de diciembre y expresar ante un pequeño auditorio de indígenas Wayúu, encontrándose al lado de la polémica Laura Sarabia, de la que no tuvieron reparos los cacaos en aceptarla como la coordinadora de las mesas de trabajo con gremios y empresas para reactivar la economía del país: “Esta misión nace del corazón del presidente” dijo Sarmiento Gutiérrez. Sarabia, por su parte, sin el menor disimulo y con toda su arrogancia manifestó: “Esta alianza público privada contará con la gerencia del más alto nivel, la cual hoy asumo”. Olvidan los cacaos el lenguaje violento con que permanentemente Petro se refiere al empresariado, como el expresado recientemente: “Al buscar esclavizar la fuerza de trabajo del país, Fenalco estaría construyendo la ruina de sus propios afiliados”, escribió en un Twitter, a propósito de la oposición del presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, frente al aumento del 18% propuesto por los sindicatos para el salario mínimo en el 2024. ¿Olvidan los cacaos que similar colaboración terminó consolidando las dictaduras de Nicaragua y Venezuela, en las que posteriormente se decretaron las expropiaciones de sus activos? ¿Qué nos está pasando al permitir que este aprendiz de dictador, lento, pero seguro de lo que hace, nos esté cerrando la válvula del oxígeno que requerimos para vivir, como país libre y democrático? La aprobación de la reforma a la salud, donde descaradamente se compró al menudeo a una clase parlamentaria que desde hace años viene legislando a espaldas del pueblo, la misma que inexplicablemente cada cuatro años es reelegida, sumado al afán de Petro por estatizar todas las prestaciones que tienen que ver con la ciudadanía, ¿no nos están diciendo a las claras que nos está conduciendo a un Estado que no deseamos la inmensa mayoría de colombianos? En un país en donde hasta hace poco se hablaba de la urgencia de construir nuevas cárceles para acabar con el hacinamiento y dar cabida a más delincuentes, hoy, con el propósito de acabar con la “ i “ para hacer de lo ilícito lo lícito, sacando a la calle a los criminales y de sobre mesa entregándoles un millón mensuales, nada difícil es que nos anuncien el cierre de las mismas para, dentro de la ilógica manera de pensar de Petro, transitemos hacia la paz. Seguir negociando con un ELN que ha dado muestras fehacientes de no entregar las armas, de no acabar con el secuestro, así hayan dicho que dejarán de hacerlo a finales de enero del 2024, es una total entrega del país a los criminales. El Protocolo de Ginebra como la doctrina de Naciones Unidas, prohíben cualquier forma de retención. El haber acordado que el ELN a partir del 30 de enero no realizará secuestros con fines económicos, estaría permitiéndose que los haya, pero no bajo esta modalidad. ¿Seguiremos aceptando estos abusos y arbitrariedades en el 2024? Que la estrella de Belén nos guíe y nos señale el camino a seguir, como país libre y democrático.