Las grabaciones filtradas del exgerente de la Lotería de Manizales, Arturo Espejo Arbeláez, evidencian la clase de personajes que están tras el poder en la Alcaldía de Manizales. En ellas no solo se limita a insultar a su amigo, el alcalde Carlos Mario Marín; al director del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República - Dapre, Mauricio Lizcano; al congresista y primo de Marín, Santiago Osorio; y al concejal, Simón Ramírez Alzate, sino que usa el chantaje para no revelar información delicada sobre estas personas.
Escucharlo, refleja en Espejo (sí, juego de palabras intencional) la vileza de un funcionario público al que no le interesa la ciudad sino sus intereses. Si de verdad estuviese preocupado por lo que sucede en Manizales haría las denuncias - con pruebas - ante las autoridades competentes. No enviaría audios - donde se mezclan la paranoia, la incoherencia, la falta de creatividad al momento de insultar, los delirios, las falacias, la condescendencia, el lenguaje pasivo agresivo y lo infantil - sino que testificaría, como lo han hecho quienes se sintieron acosados laboralmente por él en la lotería, y por lo que lo habrían destituido.
Desde muy temprano en la administración Marín se encendieron las alarmas del poder de la familia Espejo en la Alcaldía de Manizales. El constructor Jorge Arturo Espejo Rivas, padre del exgerente, fue el mentor político de Carlos Mario y esto le dio puesto en las juntas directivas de Infimanizales y la Empresa Municipal para la Salud Lotería - Emsa. Tenía oficina en el edificio de la Alcaldía y desde allí opinaba sobre nombramientos y hasta el color en los que se debían pintar los juegos infantiles en el Bosque Popular. El nepotismo era tan rampante que hasta la Corporación Cívica de Caldas pidió que se investigaran y controlaran estos negocios familiares.
Los lazos de amistad entre Carlos Mario y Arturo se rompieron tras la muerte del padre del segundo. Sin Jorge Arturo, solo los unía el lizcanismo: un movimiento cuyos requisitos principales son carecer de escrúpulos y de lealtad. Sin Espejo padre, Marín se desató en incompetencia y su vástago en ambición. Uno utilizando su cargo para hacerle campaña al Congreso a su primo Santiago y, de manera reciente, al exsecretario del Deporte de Manizales, Carlos Alberto Arias Jiménez, quien aspirará a la Alcaldía. El otro aprovechando su poder - por ser el que más plata tiene, el más lindo, el más vergón, el menos loser… según da a entender en sus audios - para presionar al Concejo local a cambio de votos y favores.
Ambos son infractores de la Ley 734 de 2002, que establece como faltas disciplinarias - por acción u omisión en el cumplimiento de los deberes propios del cargo o función - extralimitarse en sus funciones. Ambos tienen rabo de paja y los audios recientes lo demuestran.
La realidad es que Manizales dista mucho de las cifras y las encuestas que tanto Marín como Espejo cacarearon recientemente en La W Radio. Carlos Mario no es transparente en sus funciones, como dice ser; Espejo tampoco es eficiente en su gestión. A su paso por el Invama dejó ese tufo a corrupción con ese contrato de último minuto que favoreció a la Empresa de Energía de Pereira para que nos surtiera de alumbrado público, y que terminó con sobrecostos que los ciudadanos debemos pagar mes a mes.
“Bobo es quien bobadas hace”, le dice Arturo Espejo a Carlos Mario Marín en los audios. Pues por sus acciones, ambos son unos necios, unos enajenados mentales. Y este cuatrienio pasará a la historia como la época en que Manizales se hundió en la bobada.
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Una vez más doy gracias a los lectores de este espacio que de nuevo me votaron como el segundo columnista más influyente de la región, según publicó la firma Cifras y Conceptos. Y felicitaciones a Adriana Villegas, quien volvió a ocupar el primer lugar.