Después de muchos intentos, el Congreso de la República aprobó la decisión de prohibir la realización de las corridas de toros en el país.  Para lograrlo, los congresistas separaron este espectáculo de  las peleas de gallos, rodeos y  corralejas. Los legisladores consideraron que era prácticamente imposible lograr la prohibición de todas estas actividades simultáneamente, especialmente debido a la influencia y  complejidad percibida de los galleros y a la fuerte representación de los congresistas de la costa atlántica, siendo esta región donde se tienen más arraigadas las corralejas.

Esta decisión puede ser considerada discriminatoria y  no cumple cabalmente con el espíritu de la norma aprobada, que es evitar el maltrato animal. En la ley aprobada quedó establecida la figura de la reconversión laboral, con la que se debe hacer un censo de las personas que laboran y viven de la actividad y manejo de los toros de lidia y de las corridas.  Esto supone que a estas personas se les debe hacer una capacitación para que puedan realizar nuevas actividades laborales. La ley no estipuló el monto, ni la fuente de donde saldrán los recursos requeridos para la reconversión. No se puede olvidar el reciente pronunciamiento de la Corte Constitucional en su fallo contra el Ministerio de la Igualdad, por haberse aprobado una ley sin tenerse el aval fiscal del Ministerio de Hacienda. 

La ley estableció como plazo, que puede ser interpretado como un periodo de transición, tres años para la implementación de la reconversión laboral, siendo el tiempo  que tenemos los manizaleños para seguir  disfrutando de las corridas de toros. 

A pesar de la creciente moda animalista y las críticas hacia las corridas por el maltrato animal, estas tienen un arraigo cultural profundo en nuestra ciudad. Los toros de lidia son una raza específica criada para este espectáculo, y los aficionados consideran que las corridas representan una forma de arte y una parte importante de su identidad cultural. 

La Feria de Manizales es el evento turístico más importante de la ciudad, su principal atracción son las corridas de toros, siendo el diferenciador de otras ferias y fiestas que se realizan a lo largo de todos los municipios del país. Este espectáculo no solo atrae a muchos turistas, sino que también genera un flujo significativo de ingresos para la ciudad a través de la ocupación hotelera, la gastronomía local y el disfrute de  los visitantes y manizaleños de la diversa programación  que se realiza en el marco del evento de las corridas. 

A lo largo de los años, se han realizado esfuerzos significativos para diversificar las actividades de la Feria de Manizales y reducir la dependencia de las corridas de toros. Se han introducido nuevos espectáculos y eventos, pero hasta ahora no se ha encontrado un sustituto que logre atraer el mismo nivel de interés y participación.

Mientras transcurre el periodo de la transición de los tres años, la ciudad deberá trabajar intensamente para reinventar la Feria y encontrar el sustituto de las corridas y estar atenta a la evolución de las demandas, que sin lugar a dudas se van a presentar, contra la ley que estableció la prohibición de las corridas de toros. 

 

Con la Ley 1774 del 2016 el Código Civil estipuló  que los animales deberían ser considerados como seres sintientes, lo que reforzó el manejo y la atención de las mascotas, especialmente perros y gatos. Hoy en día es común ver mascotas vestidas con diferentes ropas, consumiendo dietas muy exigentes y con una intervención veterinaria, que incluye especialistas como anestesiólogos, ortopedistas y oftalmólogos.  La alta atención en la salud a los animales inclusive está afectando la disponibilidad de medicamentos para humanos.  Cada día es más complejo y costoso el cuidado de las mascotas.  Así mismo está sucediendo que muchas familias prefieren tener animales domésticos en sus casas, que hijos. 

 

La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres nació a raíz de la erupción del Volcán Nevado del Ruiz. Por su actividad requiere personas totalmente técnicas e idóneas para desempeñar el oficio, lo que se respetó con rigor en sus inicios.  Con el paso del tiempo, por los recursos que maneja y las facilidades de contratación, se convirtió en un fortín político y en un nido de corrupción.