Definitivamente los colombianos nos rajamos en prevención, comportamiento que se ha presentado no solo en este Gobierno. Este es un problema histórico. Del Fenómeno de El Niño y de La Niña se tienen registros desde antes de los españoles. El Gobierno sabía desde mediados del año pasado que íbamos a tener el Fenómeno de El Niño y no tomó ninguna medida de contingencia, ni alertó en la debida forma a los alcaldes, gobernadores, ni a la comunidad.
Es totalmente absurdo e increíble que una ciudad de la importancia y del tamaño de Bogotá esté teniendo racionamiento de agua. En épocas de Claudia López pocas bolas le paró al tema. En la pasada campaña para la Alcaldía de esa ciudad, los candidatos no dijeron nada. En los tres primeros meses de su Gobierno, Galán tuvo que enfrentar, debido al Fenómeno de El Niño, incendios en los cerros y la contaminación del aire. Muy tarde cayó en cuenta que los niveles de los embalses que suministran el agua a la ciudad estaban bajando. Chingaza, que suministra el 70% del agua de esta ciudad, está en el 18% de su capacidad, que es un nivel crítico. Los directivos del Acueducto de Bogotá se confiaron en que el Fenómeno duraría hasta marzo.
De muy poco han servido los racionamientos. Los niveles de los embalses no se han recuperado. Los bogotanos no han tomado conciencia del problema en que se encuentran. El alcalde tampoco ha sido claro y contundente en sus mensajes. Su propuesta de sugerir a los bogotanos que se bañaran en pareja no le salió bien. Le quitó seriedad al grave problema. Hay que tener en cuenta que según estudios, en el baño diario se gasta el 80% del total del consumo de los hogares. La crisis del agua cogió a Bogotá totalmente desubicada, por lo pronto le va a tocar a la capital a marchas forzadas buscar nuevas fuentes de suministro de agua, que según parece, la mejor opción es el río Bogotá, aún con todos los costos que exige su potabilización.
El Gobierno nacional también se confió en que El Niño iba a durar hasta finales de marzo y dio mensajes tranquilizadores a la comunidad, en el sentido que no se iba a presentar un racionamiento eléctrico. En épocas normales el 68% de la generación de la energía en el país es producido por las hidroeléctricas y el 32% lo suministran las térmicas. Las energías solares y eólicas todavía no pesan en el mercado energético del país. No es mucho lo que se ha hecho para propiciar las energías limpias. El proyecto de convertir a la Guajira en un gran generador de energía solar nada que arranca y eso que la iniciativa venía desde gobiernos anteriores.
Para evitar el racionamiento de energía, contra su voluntad, el Gobierno nacional ordenó que se prendieran las térmicas en su máxima capacidad, con lo que pretende controlar el nivel de los embalses y con la esperanza, así como lo necesita Bogotá urgentemente, de que las lluvias aparezcan y se termine el Fenómeno de El Niño y que, como se está pronosticando, llegue una “Niña” moderada que ayude a recuperar los embalses y se mitiguen las dificultades. Hay que aclarar que así aparezcan las lluvias la recuperación de los embalses es lenta. Claro está que las térmicas prendidas a su máxima potencia traerán un problema adicional, que es la presión sobre las tarifas. Una cosa es producir energía hidráulica y otra con gas o carbón. Afortunadamente, el Gobierno suspendió el suministro de energía a Ecuador.
Bogotá y Cundinamarca, lo mismo que la costa Atlántica tienen un problema muy complicado y es que las líneas de transmisión de energía solo tienen la capacidad para conducir a tope la energía que actualmente están consumiendo. Cualquier requerimiento adicional colapsaría el sistema. Lo más complicado es que no se han iniciado los procesos de construcción de nuevas líneas de transmisión, por lo que sin lugar a dudas es muy probable que los habitantes del altiplano cundiboyacense, incluida Bogotá y los costeños, van a tener dificultades con el servicio de energía en un futuro no muy lejano.
La esperanza es que el actual Gobierno y los que continuarán, tomen consciencia de las dificultades que se generan por la presencia del Fenómeno de El Niño y de La Niña, y se tomen las medidas de mitigación que se requieren para atenderlo y manejarlo con las menores dificultades posibles para la ciudadanía.
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Afortunadamente nuestra ciudad no tiene problemas con el suministro de agua. Las cuencas de abastecimiento de las dos plantas de tratamiento no presentan mayores dificultades.