Actualmente los colombianos nos sentimos agobiados por que el dinero no alcanza para comprar el mercado, porque la inseguridad y la violencia acechan, las vías de los barrios y veredas están en mal estado o por la falta de oportunidades para los jóvenes, las mujeres, los campesinos o emprendedores. Frente a estas circunstancias surgen numerosas voces que se dedican sólo a quejarse o denunciar estas problemáticas. Sin embargo, estoy convencida de que debemos pasar de los pesares a la acción.
En mi opinión, ante situaciones como estas es necesario convertirnos en hacedores de soluciones. Todos, desde la orilla en que nos encontremos, podemos aportar para superar las dificultades. Detrás de la crisis, siempre hay algo bueno y positivo para destacar. Pienso que este es un momento para generar liderazgos para movilizar a la ciudadanía en torno a la solidaridad, a sumar para acabar con el atraso, con la falta de oportunidades, en pensar soluciones para mejorar la seguridad o los problemas de infraestructura.
Para que esto sea posible hay que tener determinación, voluntad y capacidad de trabajo para enfrentar los obstáculos, pero, sobre todo, contar con el activo más valioso, más importante y más bueno: nuestra gente y su capacidad de resiliencia.
Precisamente, una de mis preocupaciones siempre ha sido escuchar a la gente, para proponer y actuar. Así surgió ‘La U en los Territorios’, una iniciativa a través de la cual creamos un Banco de Tiempo, para generar un voluntariado en el cual las personas de diferentes actividades o profesiones donan tiempo para ayudar a las comunidades más necesitadas.
El programa lo hemos iniciado en el Valle del Cauca desarrollando visitas a las comunas de varios municipios en los cuales hemos efectuado actividades, como brindar a la comunidad asesoría jurídica, contable, financiera o de emprendimiento; atención en salud y belleza, para las personas y sus mascotas, así como muestras artísticas, culturales, recreativas y deportivas. Incluso, realizamos mingas para hacer arreglo de calles o mejoramiento de viviendas, donde hay familias que viven en condiciones de mucha pobreza.
Uno de los programas más exitosos ha sido el de ‘La Despensa’, un espacio donde las familias que no tienen para comprar un mercado completo pueden adquirir sus alimentos para el consumo diario en mínimas cantidades y a bajo precio. Ahora, tenemos la idea de enriquecer esta experiencia incluyendo en la dinámica el trueque, para que las personas intercambien artículos de reciclaje por alimentos como una manera de fortalecer la conciencia medioambiental, que es tan importante para el desarrollo sostenible.
Estar en contacto con la gente para conocer sus inquietudes y propuestas, realizar acciones para mejorar su calidad de vida y ver sus rostros empoderados y llenos de esperanza, es una experiencia que demuestra lo importante que es no quedarnos estancados en los problemas.
Tal vez la pandemia y la crisis social que generó nos paralizó un poco. Pero es hora de retomar el camino. Cuando fui gobernadora de los vallecaucanos, desarrollé un modelo de gestión de gobierno que le permitió al Departamento recuperar la confianza y obtener resultados en diferentes frentes: económicos, de salud, de bienestar y deportivos. Fue un modelo basado en la participación, el liderazgo colectivo y los valores.
Gracias a ello, pasamos de ser un departamento bajo la Ley 550, a obtener la máxima calificación de riesgo crediticio Triple A. Además, bajamos el índice de pobreza multidimensional, logrando que 200.000 vallecaucanos salieran de esta condición. También salvamos el Hospital Universitario de su liquidación, recuperamos la red hospitalaria del departamento y de manera transversal, generamos políticas para fortalecer el rol de la mujer, generar emprendimiento y empleo, estimular al campesino y consolidar la competitividad.
Siempre he sido una mujer muy optimista y una total convencida de que cuando uno ama lo que hace y se propone un objetivo las barreras se pueden superar. Por eso, mi mensaje para los vallecaucanos y los colombianos es a creer en lo buenos que somos y que si trabajamos unidos vamos a salir adelante.
Es hora de actuar. Los colombianos anhelamos superar el pasado de corrupción y atraso, la polarización y la rabia. Lo bueno de iniciativas como ‘La U en los Territorios’ es que nos ayudan a recuperar la confianza y a entender que, entre todos, podemos construir un país con desarrollo, con empresa, con oportunidades, incluyente, con justicia y equidad.