A los 88 años de edad la gran estrella Alain Delon (1935), ídolo mundial durante décadas y considerado junto a Brigitte Bardot uno de lo dos símbolos vivientes de la cinematografía francesa, está inmerso ahora en una tragedia familiar, pues sus tres hijos se destrozan entre ellos por intermedio de la justicia, sin duda en torno al reparto de la herencia, y él mismo demanda a su hijo mayor por difamación.
Como en las viejas tragedias griegas se ha declarado la guerra cruzada entre sus hijos Anthony y Alain Fabien contra Anouchka, la preferida, mientras el otrora adonis agoniza en una enorme propiedad que hace parte de una inmensa fortuna acumulada en más de medio siglo de triunfos en el cine, el teatro y los negocios.
Todo parecía indicar que el clan estaba unido, cuando hace meses los tres hijos decidían demandar a una sexagenaria de origen japonés que habría sido amante del actor durante décadas y desde hace años vivía con él en Douchy, una de sus grandes propiedades cerca de Fontainebleau, encargada de cuidarlo y animarlo tras un accidente vascular cerebral y el avance de su disminución física y mental. Ella se considera su amada, pero los hijos la consideran solo una empleada.
La justicia decidió no tener en cuenta las demandas presentadas en contra de la japonesa por elementos acusatorios insuficientes y archivó el caso, dejándola a ella y a quienes la apoyan en una posición confortable, ya que el propio Delon en muchas ocasiones la denominó como su pareja y hay muchas fotos donde aparecen juntos tomados de la mano.
La mujer ayudó a Delon a recuperarse lentamente después del inicio de su enfermedad y sin duda a futuro habrán de reconocerle su estatuto y será indemnizada por sus años de trabajo y resarcida por haber sido expulsada con violencia de la finca del actor este año por guardaespaldas de los dos hijos varones, ambos con pasado judicial y una vida plagada de escándalos.
Delon, que tuvo una infancia y una adolescencia difíciles, fue también en su momento un polémico hombre involucrado en relaciones con mafiosos en el famoso caso Marcovik, que salpicó incluso al presidente Pompidou, y se caracterizó a lo largo de su vida por ser un mal padre y una persona agresiva y violenta, un divo arrogante que gozaba con fuerza de su fama mundial y su inmensa fortuna.
Delon tuvo en 1962 un hijo con la cantante alemana Nico, estrella de Velvet Underground y amiga de Andy Warhol, que era su vivo retrato, su doble perfecto, y que incluso fue criado por la madre de Delon, pero él nunca quiso reconocerlo. Ari Boulogne fue afectado por ese injusto rechazo paternal y en su vida experimentó múltiples internamientos psiquiátricos causados por las adicciones que lo llevaron a la muerte en 2023 a los 60 años y en la miseria, en otro caso trágico que acaparó las portadas de las revistas y mostró la frialdad de Delon.
Los otros dos hijos varones a su vez fueron maltratados por el padre autoritario y cruel y ellos a su vez le causaron muchos problemas en la adolescencia y primera juventud, que llegan ahora a su culmen cuando ambos acusan a Anouchka, su hija preferida y principal heredera, de ser cómplice de la japonesa y tener turbios intereses financieros al intentar trasladarlo a Suiza. Ella demandó a sus hermanos por difamación.
Todos los días diarios y revistas abordan el tema con amplio despliegue, mientras la justicia asumió el caso y acaba de nombrar a un médico oficial que se encargará de dictaminar sobre su verdadera situación de salud y sus necesidades, lo que podría terminar en una declaración oficial en torno a un futuro bajo tutela y protección judicial.
Delon quería terminar sus días en calma, lejos de los reflectores e incluso había pedido que lo dejaran eutanasiarse en Suiza, pero el destino lo ha atrapado y del mito y la gloria ha caído en las redes de la tragedia de la vida humana, con sus fluctuaciones y dramas y el fin ineluctable que es igual para todos, ricos o pobres. El ídolo se apaga y sus admiradores asisten sentados en sus sofás al espectáculo de su sacrificio ritual.
Nos quedan eso sí los magníficos filmes donde actuó, como A pleno sol (1959) de René Clement, Rocco y sus hermanos (1960) y El Gatopardo (1963) de Luchino Visconti, El eclipse (1962) de Michelangelo Antonioni, El Tulipán negro (1966), El clan de los sicilianos (1969) y Borsalino (1970), entre otras muchas cintas que vieron cientos de millones de personas en todo el mundo.