Hace algunos años hice una maestría en marketing, vengo del mundo de la tecnología y llevaba un tiempo de manera empírica en mercadeo y publicidad digital, así que era una necesidad personal estudiar. Hacerlo fue una decisión bastante acertada para que se juntaran las fichas del rompecabezas, a esta le debo muchos aprendizajes valiosos para mi rol actual.
Recuerdo con especial interés el módulo de comportamiento del consumidor, allí confluyen varias áreas de conocimiento: antropología, sociología, psicología y economía, entre otras. Todas buscando conocer los gustos, las preferencias, las motivaciones; de acuerdo con el contexto socio-cultural del individuo, que incide de manera directa al momento de comprar un producto o un servicio.
Así que entender el comportamiento del consumidor es absolutamente fundamental para hacer mercadeo, pues este se orienta a la satisfacción de las necesidades humanas. El psicólogo Abraham Masllow desde 1943 las organiza en cinco niveles, en el más bajo están las orden biológico (comida, descanso, etc.), siguiendo con las de seguridad (empleo, salud, recursos, etc), las sociales (amistad, amor, etc.), las de reconocimiento (confianza, éxito, etc.), hasta llegar al nivel más alto con las necesidades de autorrealización (espiritualidad, propósito, etc.)
Es imperativo para las empresas este campo de estudio, máxime en una época donde la tecnología está a la orden del día. Gracias a Internet tenemos consumidores cada vez mejor informados y por ende más exigentes, independiente de que las compras las hagan o no en canales digitales, por lo tanto el conocimiento del comportamiento del consumidor se ha convertido en uno de los mayores retos para el marketing actual.
A continuación listo algunas de las tendencias, que pueden ayudar a estructurar las estrategias de mercadeo de este 2024:
Con el ritmo frenético de la sociedad actual y la obsesión por la hiperproductividad, el interés en el bienestar personal, la salud mental y el deporte, es sin duda es una de las tendencias que marca esta era. Desconectar para conectar. Acá también tienen cabida las prácticas espirituales y religiosas. Las plataformas digitales juegan un papel preponderante en el fortalecimiento de estas comunidades.
El uso de la inteligencia artificial para la producción de los distintos contenidos que una marca quiere comunicar. El consumidor cada vez se familiarizará más con estos, y tendrá afinidad por los que marquen diferencia. La desinformación acá también es un problema.
La preferencia por las marcas con interés marcado y acciones reales por el medio ambiente, la economía circular (en especial en la industria textil) y el consumo que afecte lo menos posible su deterioro. Así como todas las prácticas contra el greenwashing (estrategia para mostrarse responsables con el medio ambiente, cuando en realidad no lo son).
El gusto por las marcas que apoyan el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, en especial en lo que tiene que ver con inclusión, diversidad y equidad.
La conexión con contenidos en video cortos, naturales y poco producidos. Entre más reales, mayor conexión.
Otros que vienen y se fortalecen son los hogares unipersonales o de parejas, sin hijos y con mascota (industria creciente). Así como un interés marcado en el teletrabajo para poder tener una vida nómada.
Lo que en cualquier caso debe convertirse en prioridad de cualquier empresario, más allá del tamaño y tipo de negocio que tenga, es el conocimiento profundo de sus clientes, bien sea a través de conversaciones o simples formularios de Google. !Escúchelos y conozca el contexto siempre!