De nuevo en zona de descenso. ¿Cómo explicarlo? El enigma del último cuarto de la cancha, en el área de gol. Hablar de suerte, es fácil. Evaluar la impericia en el penúltimo pase, la precipitud, la falta de calidad, el golpeo equivocado y la ansiedad, forma parte de otro contexto. Es la ceguera frente a la red.
De fútbol opinan todos, hablamos muchos, pero de análisis, poco.
Partido con hastío, que le permitió a Corredor, técnico visitante, ajustar cuentas con su viejo equipo, con fútbol mediocre, ultradefensivo como es su estilo, a través del trabajo destacado de Hernández y Robles, quienes alguna vez fueron despedidos del Once Caldas.
No todos los veteranos son útiles. Sebastián Hernández, lo fue. Solo que algunos, al paso de los años, poco o nada aportan, como Marlon Piedrahíta, cuyas actuaciones destacadas quedaron en el archivo, y Correa, sin duda un tipo duro, con fútbol de choque, a quien el retiro lo busca partido a partido por la reincidencia en errores que, fecha a fecha, cuestan goles.
El técnico no los "Toca", mira con recelo a los veteranos, por el temor a la influencia negativa en el vestuario.
El nivel de juego en el Once decreció, añorando a Billy Arce y esperando a Cumana. No tuvieron reacción, esta vez, los entrenadores y perdieron la compostura. Falló la adecuada lectura del partido. De nuevo tambaleando y en estado de emergencia por el fútbol plano practicado, con bombazos cruzados, poca elaboración y pocos goles.
De Dayro, solo rastros con juego improductivo, mientras algunos de sus compañeros fueron invisibles, lo que equivale, como lo he dicho, a jugar en desventaja numérica. Cuanto perjuicio le hace al Once el récord goleador que Dayro quiere alcanzar. Por las primas que paga a los asistentes de gol, solo lo buscan a él.
Qué bueno sería ver a Arce, con Beltrán y, porque no, García, en faenas creativas, a pesar de que la irregularidad de los volantes de primera línea pone en aprietos el trabajo defensivo. En esa posición, a lo largo de los años, hubo muchos, mejores. En tiempos de escasez también se asumen riesgos.
Es hora de castigar a los futbolistas-florero, que nada aportan. De mirar alternativas distintas para evitar el naufragio. (¿Quién entrena a Chaux? alterna tapadas memorables con gruesos errores.) De sacudir la nómina, de mirar otras alternativas. De lo contrario se viene la noche, con temblores e incendios.
P.D.: En espera la reseña de los verdaderos ídolos del Once Caldas, los futbolistas destacados de Manizales y los talentos que se malograron, rebosantes de condiciones. Todo a su tiempo, por este día a día frenético en el fútbol.