Los científicos investigan cómo nuestro cuerpo se vuelve adicto a la comida. No es solo por la dopamina.
Un estudio de 2012 demostró que comer estimula nuestros receptores opioides, que aumentan la sensación de placer.
Pero saben muy poco sobre cómo funciona el proceso, porque es difícil medir los niveles de opioides.
Se preguntan si hay algo en el hipotálamo del cerebro que regula todo, desde la temperatura corporal hasta la sensación de hambre.
No te odies ni te culpes por no poder evitar los alimentos adictivos, porque no es fácil.
Aprende por qué recurres a estos alimentos, ya sean ciertas emociones, lugares o incluso un momento del día. Intenta ser consciente y así te preparas y buscas alternativas o estrategias en esos momentos de tentación. En estados de relax, medita y visualízate siendo capaz de controlar la adicción a la comida, en especial a lo que es dulce o tiene grasa.
@gonzalogallog