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El temor por el nacimiento de un nuevo rey hizo que Herodes ordenara la muerte de todos los niños judíos nacidos en las fechas en las que los sabios viajeros le habían mencionado que se habría dado el alumbramiento. No se sabe cuántos inocentes fueron asesinados, pero el mundo cristiano sigue recordando esa barbaridad dos mil años después y se hace cuando las imágenes de bebés asesinados por las balas judías en Gaza nos muestran lo peor de la guerra.
Se ha vuelto costumbre que, en nuestro país, muchos acudan a las bromas para que el incauto que cae en ellas la pase por inocente, pero vale la pena detenerse un momento para darnos cuenta de que esa risa fácil del colombiano, esa capacidad de transformar en broma hasta la más cruel de las noticias es un mecanismo de defensa para no llorar por las cosas que nos suceden. Para la muestra, el Gobierno que termina en Manizales, donde el alcalde Carlos Mario Marín pasó de ser hace cuatro años un crítico severo en el Concejo de la ciudad a ser hoy un ejecutor mediocre.
El mandatario saliente deja una capital con muchos problemas en las obras que inició y que han obligado a la Administración que lo sucederá a partir del primero de enero, a decir que tiene que tomar medidas de choque para encauzar, finalizar, adecuar y financiar los vacíos y pendientes. El alcalde Marín fue una persona que rehuyó la crítica, se deshizo pronto de quienes podrían haberle ayudado a ver cosas que él no entendía plenamente o a generar ideas creativas y, poco a poco, se fue quedando con una cerrada guardia pretoriana de áulicos, que en lugar de ayudar a poner orden lo dejó ir a la deriva y ahora pagamos las consecuencias en aplazamientos de términos, en desfinanciación de las obras y en falta de decisiones oportunas.
Un consejo para los mandatarios que asumen su tarea la próxima semana, mírense en ese espejo. Que les sirva para darse un baño de realidad permanente, para valorar un equipo con personas que piensen diferente, que tengan iniciativa. Un buen gobernante requiere de una crítica sólida, porque nadie se las sabe todas. Y es buen momento para recordar la importancia que tiene el periodismo en la tarea de ser perro guardián de los recursos públicos. Atender a las inquietudes de la prensa local, que son las de los ciudadanos, es indispensable para que se informe a la comunidad. Que no se repita aquello de acudir a medios nacionales y rehuir a la prensa cercana, que sí pregunta con conocimiento de causa.


LA PATRIA cada 28 de diciembre dedica algunas páginas de su edición a mostrar algunas cosas que si no fuera porque son verdad nos ahogarían de risa. Es lamentable lo que ocurre con la Administración pública en nuestro país, se ha perdido la idea del servicio, de la planeación presupuestal, de la responsabilidad en el gasto, pero preferimos ser optimistas y creer que llegará el momento en que los políticos se enteren de que una buena Administración también es una buena carrera para sus intereses, y que así sea por eso, mejoren su proximidad con los gobernados y tomen decisiones pensando en el bienestar colectivo.