Lo mejor para los 365 días del año que comienzan a la medianoche es lo que deseamos para Manizales, Caldas, Colombia y el mundo. El 2023 fue muy complicado y se espera que las dificultades económicas, sociales, administrativas y políticas de este año que culmina no persistan. Nos quedan los efectos de malos gobiernos, incluso en el contexto internacional que llevaron a guerras y a revivir más crudamente conflictos como ocurre entre Rusia y Ucrania e Israel y Palestina que ya suman miles de muertos y destrucción. Estos países deben parar las absurdas matanzas y sentarse a resolver las diferencias de forma civilizada, con organismos internacionales como mediadores. Esa debe ser la prioridad.
En el contexto nacional, se espera ponderación del Gobierno Petro para que logre encauzar sus decisiones y las tome de forma concertada, especialmente frente a las reformas que busca le apruebe el Congreso de la República en materia de salud, laboral y pensional; algunas muy criticadas, porque como están planteadas resultan lesivas para los colombianos y sus instituciones. También en lo referente al manejo económico nacional, en lo que el presidente y sus ministros no pueden seguir dando tumbos con cada determinación, ni atacando al sector productivo, que se debe ver como aliado y es pieza clave para el desarrollo del país.
Para este nuevo año, la paz debe seguir siendo objetivo nacional, pero no a costa de la seguridad, la integridad de las comunidades y vulnerando los intereses de los colombianos. El Estado no puede ceder ante las peticiones de los violentos de ser financiados a cambio de no seguir delinquiendo, según exige el Eln como condición para dejar de secuestrar. Eso no puede suceder en un país serio y con leyes rigiendo y que castigan este tipo de delitos. Se espera que el Gobierno sea sensato, fije bien sus posiciones en las mesas de diálogo y decida pensando en los pobladores, sobre todo en los que están en zonas con presencia de guerrillas y autodefensas de las que el conflicto nunca se ha ido.
En el cambio de gobiernos están centradas las esperanzas para que las cosas empiecen a marchar distinto en el plano departamental y en el municipal. Que los mandatarios que llegan a desempeñarse en los próximos cuatro años muestren mejores resultados, asuman con profesionalismo el reto que les fue conferido por sus electores, que no los defrauden, y que pongan en marcha los grandes proyectos que cada territorio requiere y anhela. Caldas, por ejemplo, debe seguir jalonando la construcción de Aerocafé, más ahora con Área Metropolitana Centrosur conformada.
Quizá la celebración de hoy para despedir el año tenga menos de nostalgia que en anteriores ocasiones. Reiteramos, el 2023 no fue un año positivo, ni fácil, pero no quiere decir que se hayan dejado de vivir buenos momentos, ni que se haya perdido el anhelo para que este 2024 llegue con alegrías y logros personales y para cada una de nuestras familias. Que la prosperidad, el amor, la armonía y el entendimiento abunden, que sea un año mucho mejor para todos.
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