Tiene 167 años de creado y 94 de haber sido erigido municipio. No es su cumpleaños, pero sí el momento para destacar a Chinchiná porque ha forjado con sus pobladores, nativos y flotantes, un desarrollo que le imprime cada vez más características de ciudad. Lo bonito es que Chinchiná no ha olvidado que es centro cafetero del departamento, su economía se basa en el cultivo de café y tiene una zona rural con 21 veredas. Buena parte de su institucionalidad gira en torno a entidades como el Comité de Cafeteros y empresas insignia como Buencafé Liofilizado, que vieron en este territorio una oportunidad de operar cerca a los cultivadores, de generar empleo y desde allí expandirse al mundo.
Este municipio del Centrosur de Caldas, en los últimos seis años, ha aumentado unos 5.125 habitantes que le representan crecimientos en sectores como el de transporte y de servicios, pero esencialmente en el de vivienda y de construcción, a través de nuevos proyectos residenciales de diferentes tipos y estratos que muestran expansión urbana. Eso ha posibilitado el apalancamiento del sector comercial, especialmente en actividades gastronómicas. La Cámara de Comercio de Chinchiná reportó en el último año 100 nuevos establecimientos en este renglón de comidas.
Forma parte del Paisaje Cultural Cafetero y a eso le ha apostado como vocación; aunque todavía le falta una política pública en turismo y mayores esfuerzos en hotelería y atracciones en torno al café, que es su especialidad. Recuperó hace poco la antigua estación del ferrocarril, habilitando allí el Centro de Interpretación de la Ruta del Café (Circa), que podría servir a estos propósitos. Hay que agregarle el potencial que significan las fincas cafeteras, que podrían integrarse con el sector gastronómico y el de transporte en camperos para ofrecer rutas del café para turistas; incluso sumarle la experiencia de los deportes náuticos en el lago Cameguadua.
Todo esto obliga a sus autoridades a planificar de mejor forma, porque el crecimiento es muy positivo, pero si se hace desordenadamente trae problemas para los que hay que estar preparados. El caos en la movilidad es uno de ellos y se empieza a notar en Chinchiná, especialmente los fines de semana, por falta de control de tránsito, de parqueaderos y de vías más amplias y en mejores condiciones -tanto urbanas como rurales-. La inseguridad es otro asunto que por épocas golpea en este municipio y al que hay que prestarle mucha atención si quiere ser un buen vividero y recibir más visitantes.
Sigue siendo una opción para Chinchiná ser parte del Área Metropolitana del Centrosur de Caldas, en donde están integrados Manizales, Palestina, Neira y Villamaría; pues muchos de los conflictos que puede estar experimentando podrían ser resueltos con apoyo de sus vecinos, o en bloque si se trata de gestionar recursos como región ante el Gobierno nacional. Chinchiná ofrece muchas oportunidades, ojalá sus habitantes y sus autoridades las sepan aprovechar para que su crecimiento sea armónico y organizado.
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