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Para esta época del año se quieren dar buenas noticias y proyecciones positivas de lo que se viene para el 2024. Sin embargo, los resultados del Indicador de Seguimiento a la Economía que difundió el DANE obliga a decir que ni el Gobierno Petro, ni las instituciones pueden ser sordos a este dato: 119,80, en el que se ubicó, lo que quiere decir que hubo un decrecimiento de 0,41% con respecto a octubre del 2022. Preocupa porque es el tercer mes continuo con cifras en rojo, aunque lo más difícil de entender es que el ejecutivo insiste en que no es nada grave.
No han servido las alarmas que los gremios han emitido sobre el decrecimiento de la economía, especialmente en sectores como vivienda, infraestructura e inversión que son claves para mantener un equilibrio. Los correctivos del Gobierno no llegan y el país queda en riesgo de entrar en una recesión económica si se repite la caída en los últimos meses del año y la inflación sigue creciendo. Esa fragilidad es un hecho y los síntomas de la economía nacional se deben tomar en serio. Que se apliquen desde ya decisiones de choque. No se trata, como dice el Gobierno, de que el Banco de la República baje las tasas de interés y que se aumente el salario mínimo para que aumente el consumo.
La Andi a través de su presidente, Bruce Mac Master, ha dejado claro que es “imperativo crear las condiciones de recuperación, reactivación y confianza que permitan aumentar la inversión”. Juan Daniel Oviedo, exdirector del DANE, también señala que “los 10 primeros meses de 2023 no son alentadores para las actividades manufactureras y de construcción, las cuales son ‘claves’ e ‘impulsoras’ de valor agregado y empleo”. No todos pueden estar equivocados en sus advertencias y el Gobierno Petro debe entenderlas, desprendido de toda prevención política e ideológica. Solo así habrá posibilidades de recuperación porque son parte de un todo, Estado y empresa.
Octubre fue el tercer mes en el que la producción se contrajo y así es imposible generar riqueza. Allí están los sectores de manufactura y de construcción; no se crean nuevos empleos. Del Gobierno deben venir una óptima ejecución presupuestal, apoyo a la industria, no ataques ni descréditos. Ni viene bien en este entorno una reforma laboral. De aprobarse, el año entrante podría ser letal para comerciantes e industriales. Si el Gobierno pretende hacer reformas tiene que promover las condiciones para que se den. Imponerlas con este escenarios traería más problemas.


El Gobierno Petro tiene responsabilidad en crear un ambiente de confianza y certidumbre para que dejen de caer la demanda y la inversión. Los escándalos que ha protagonizado durante este 2023 han golpeado fuertemente la economía, y la posibilidad de que lleguen nuevos inversionistas, además del miedo y la prevención que hay entre los ciudadanos, tampoco se puede negar. Como si fuera poco la seguridad se ha deteriorado y eso afecta la inversión. Hacer concesiones a guerrillas, paramilitares y grupos al margen de la ley sin que demuestren con hechos su voluntad de paz no ayuda a que la economía mejore. Se requieren prontas medidas contracíclicas. El país ya lo ha hecho en distintos momentos. No hay que inventar la rueda ni privilegiar la ideología, solo liderar con sentido del bienestar colectivo.