El desarrollo vial que corresponde a Caldas en la doble calzada Manizales-Pereira-Armenia no puede dejarse en manos de foráneos. La dirigencia caldense, los gremios, las autoridades salientes y las electas del departamento, las asociaciones de ingenieros, las veedurías ciudadanas deben apropiarse de esta necesidad y acudir mañana en bloque a una reunión clave a la que está convocando la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y la constructora Odinsa Vías S.A. como concesionaria Autopistas del Café, que desde 1997 construye este trayecto vial y cuyo contrato se termina en el 2027.
La reunión será en Hostería del Café, vía Chinchiná-Palestina, a las 2:00 de la tarde, para que los interesados conozcan el proyecto de asociación público-privada que radicó Odinsa para continuar operando esta concesión y ejecutando las obras que se pretende desarrollar durante los próximos 30 años. El asunto es que transcurridos 26 años, en Caldas hay tramos sin doble calzada entre La Manuela y el Club Campestre, La Trinidad y La Manuela y Chinchiná y el peaje Tarapacá 2; además faltan obras complementarias. La propuesta de Odinsa para Caldas no es muy generosa y parece hecha a las carreras, porque el contrato de concesión finaliza en el 2027. ¿Hay algún afán de poner a todo el mundo en línea desde ahora? En los cuatro años que faltan se puede estructurar una mejor alternativa.
Odinsa programó tres reuniones más en Pereira, Santa Rosa de Cabal y Armenia. Desconocemos por qué se escogió una zona rural a la que no es fácil llegar, ni siquiera para chinchinenses o palestinenses que son vecinos. A pesar de esto, se espera ver allí a los congresistas del departamento para que defiendan los intereses de esta región que ha sido la cenicienta de este cuento. No más tratos de tercera para Caldas, que merece las mismas obras que el resto de los departamentos del Eje Cafetero. Ya hemos hecho esfuerzos durante décadas para tener que seguir transitando por vías sin los cuatro carriles prometidos ni mejoramientos.
En Caldas se encuentran ubicadas 4 de las 7 casetas de peaje y la de Tarapacá 2 que está en límites nuestros con Risaralda. Son más de la mitad de los peajes que maneja esta concesión en dicho corredor hasta Corozal, en Quindío a la entrada al Valle del Cauca y que financiaron la construcción. Ahora se requiere es un mantenimiento. Se debe entonces solicitar el desmonte de algunos peajes o una disminución considerable en sus valores, porque es oneroso el desplazamiento y aleja a los caldenses de usar esta ruta, además de estar impidiendo la expansión y el desarrollo industrial hacia algunas de estas zonas que son vitales para la región.
Se trata de una cuestión de equidad y derechos, más aún cuando quedó conformada el Área Metropolitana del Centrosur de Caldas y se requiere mejorar la conectividad, también con el Kilómetro 41 que es otro polo de desarrollo futuro. Lo que se solicite deberá ser claro, con tiempos específicos y recursos. Si Caldas no puede acceder a un aeropuerto digno, que por lo menos el Gobierno a través de la ANI exija a las concesiones que van a optar por este contrato ejecutar las obras que se requieren en el departamento y lo más rápido posible, no aceptar términos a largo plazo. El tiempo para las inversiones en Caldas debe ser ya.