No es de poca monta el delicado panorama financiero de Manizales que se encontró el alcalde, Jorge Eduardo Rojas Giraldo, y su gabinete tras el periodo de empalme con la anterior administración, la de Carlos Mario Marín Correa que finalizó el 31 de diciembre. En su discurso de posesión, el alcalde Rojas se refirió a que entre el Municipio y solo tres de sus entes descentralizados (Aguas de Manizales, Infimanizales e Invama) inician este 2024 con una deuda de $430 mil millones, y el servicio de esa deuda (capital e intereses) para este año es de $100 mil millones. Son cifras que representan un gran riesgo financiero y obligan a tomar cartas urgentes en el asunto.
El mismo Rojas lo dijo: “Los entes descentralizados están transitando por uno de los momentos más difíciles de su historia”. Da lástima que se haya permitido que esto ocurriera, y nadie, ni siquiera algún funcionario de control interno de estas dependencias o de alguno de los entes de control del Estado, se haya percatado de que había una amenaza latente y que solo se conozca hasta ahora con el inicio de la nueva Administración. ¿No hubo dolientes que advirtieran sobre lo riesgoso de estos asuntos fiscales? Dónde quedaron entonces y qué hicieron los asesores y los miembros de juntas directivas de estas entidades descentralizadas, que callaron sobre este alto nivel de endeudamiento.
Ahí están entidades como Aguas de Manizales e Infimanizales, que en otrora eran consideradas joyas de la corona del Municipio, por lo boyante de sus finanzas que las llevaban a poseer un músculo financiero envidiable; tanto así que hubo momentos en que apalancaron grandes proyectos de ciudad y hasta sirvieron, sobre todo Infi, de banco de segundo piso para necesidades municipales. ¿De eso ya no hay nada? La deuda de Aguas es de $190 mil millones, con un pago este año por $45 mil millones; la de Infimanizales es de $40 mil millones, sobre los que tiene que cancelar este año $9 mil millones. La deuda de la Alcaldía asciende a $170 mil millones y por servicio de esa deuda en este 2024 debe pagar $42 mil millones.
Lo positivo es que Rojas ya identificó este problema como una urgencia que debe empezar a resolver ya. Anunció que por dos meses, con su equipo de Gobierno, diseñaron un plan de choque para reperfilar cada crédito, buscar recursos en tasas de redescuento, renegociar la deuda, entre otras figuras que les permitan bajar estas obligaciones y no tener que afectar con disminuciones la inversión social, que es a lo que se verán obligados en caso de no encontrar salidas. El alcalde dio un parte de tranquilidad, indicando además que con este plan podrán actuar y llevará a respetar las reglas del marco fiscal.
Rojas no se puede quedar en haber encendido las alarmas; deberá demostrarle a la ciudad que por algo llegó otra vez al cargo, que es probada su experiencia, madurez, seriedad, sentido de la responsabilidad, conocimiento de lo público, y que quienes lo están rodeando en su gabinete también están a la altura de este reto. La ciudad, más que nunca, requiere ahora de soluciones precisas, no vacilar ni llegar a improvisar. Eso sería fatal.