Foto / www.pixabay.com / LA PATRIA
El estrés por calor al que se exponen mujeres embarazadas afecta tanto al crecimiento del feto como al bebé incluso después de que ya haya nacido, según las conclusiones de un estudio divulgado por la revista The Lancet Planetary Health.
Un nuevo análisis elaborado por un equipo de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres señala que la exposición a altos niveles de calor podría impactar tanto en el crecimiento del feto como en el desarrollo del infante hasta que alcanza la edad de dos años.
Se trata del primer estudio de este tipo que muestra que el estrés por calor podría tener un efecto en el desarrollo de los bebés después de nacer.
La investigación, que examinó datos de bebés y sus madres recopilados en un ensayo clínico, halló una pequeña reducción en el peso de nacimiento para la edad gestacional por cada incremento de un grado en la temperatura diaria media durante el primer trimestre de embarazo. En la prueba no se apreció ningún efecto en el crecimiento por estrés provocado por el calor durante el segundo trimestre de gestación.
La investigación sugiere que podría darse un aumento en la circunferencia de la cabeza comparada con el cuerpo para la edad gestacional en los fetos expuestos al estrés por calor durante el tercer trimestre de gestación.
Los resultados muestran, además, que los infantes hasta los dos años expuestos a altas temperaturas en sus entornos podrían tener menores pesos y alturas que los correspondientes a su edad.
Las mayores reducciones se apreciaron en niños de entre 6 y 18 meses que experimentaron niveles diarios promedio más elevados de estrés por calor en el trimestre previo.
A los doce meses, los niños que han estado expuestos a estrés por calor equivalente a 30 grados centígrados tuvieron más probabilidades de tener un peso reducido para su altura y edad frente a aquellos que experimentaron estrés por una temperatura equivalente a 25 grados.
El equipo, liderado por investigadores de la Unidad del Consejo médico investigador The Gambia en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, considera que los impactos por la exposición al calor deben ser considerados de manera urgente en las intervenciones sanitarias públicas, a fin de reducir el impacto del cambio climático en mujeres embarazadas y sus hijos.
Ana Bonell, profesora ayudante y líder del estudio, señala que "el estudio demuestra que las crisis del cambio climático, inseguridad alimentaria y desnutrición están afectando de manera desproporcionada a los más vulnerables, entre ellos los niños pequeños".
"Estos hallazgos se agregan a las evidencias previas que muestran que el primer trimestre (del embarazo) es una época vulnerable para la exposición al calor y es importante que consideremos ahora qué factores podrían contribuir a la relación", apunta.
Según Bonell, "es probable que el estrés por calor pueda impactar el apetito, la ingesta de comida y la disponibilidad y también estamos valorando si podría haber efectos directos en caminos celulares e inflamatorios, lo que se suma a la ya reducida capacidad de las mujeres embarazadas e infantes de regular su propia temperatura corporal".
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