Sirley Acevedo, la patrullera que redujo al delincuente, labora en el CAI de El Cable.

Foto | Luis Fernando Trejos | LA PATRIA

Sirley Acevedo, la patrullera que redujo al delincuente, labora en el CAI de El Cable.

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LA PATRIA | Manizales

La patrullera Sirley Acevedo es doradense, de 29 años y madre de un niño de 12. En octubre cumplirá un año dentro de la Policía y en siete meses ya tuvo que enfrentarse con los delincuentes. Sin temor y con seguridad, como dice, logró reducir a uno y recuperar un celular.

El 1 de mayo, a las 2:12 de la mañana, salió de ronda con el comandante del CAI de El Cable, en Manizales, y se percataron de que debajo del puente de Vizcaya, una mujer asustada pedía ayuda.

Al abordarla, les contó que dos sujetos la amenazaron con cuchillos y le hurtaron su celular y el bolso. La subieron al carro y emprendieron la persecución de los delincuentes que huyeron en sentido hacia la avenida Kevin Ángel y tomaron direcciones diferentes.

Acevedo descendió del vehículo y persiguió a pie a uno de los sujetos, a quien alcanzó a pocas cuadras, pero este intentó agredirla y quitarle su arma de dotación. Sin embargo, pudo más la destreza de la uniformada, que lo enfrentó y lo desarmó en un forcejeo.

Luego llegaron refuerzos que le ayudaron a capturarlo y le encontraron el celular en su poder. Al otro ladrón lo interceptaron en el barrio La Toscana y le quitaron un cuchillo y el bolso de la afectada.

A los delincuentes, de 18 y 33 años, naturales de Villamaría y Herveo (Tolima), la Fiscalía les imputó cargos ayer por hurto agravado y calificado.

El mayor, detenido por la patrullera Acevedo, había salido recientemente de la cárcel. Cuenta con antecedentes por hurto calificado y homicidio. Por este último, un juez de Manizales lo condenó en el 2012 a pagar 33 años y 4 meses de prisión por homicidio agravado.

La patrullera Sirley Acevedo aprovechó para enviar un mensaje a las mujeres. Dijo que es su deber hacer cumplir la ley y no importa si el delincuente es hombre o es más grande, y por eso les pidió no tener miedo ni permitir que las maltraten.